De azul a rojo

Victoria Lafora
21:56 • 14 jun. 2015

Ya se constituyeron los ayuntamientos y el mapa municipal cambió de color: del azul al rojo. Plataformas de izquierda van a gobernar cuatro de las ciudades más grandes, incluida la capital, Madrid. No solo el PP ha perdido poder local, al no poder revalidar dos docenas de alcaldías, también los nacionalistas de CIU se han quedado sin su ciudad emblemática: Barcelona. El reto de los nuevos regidores es inmenso. No han ganado por sus programas electorales, muchos de ellos hechos de retazos, ni por la fuerza de las siglas. Su triunfo se debe al descontento  ciudadano y representa más un voto de castigo que una apuesta por la ruptura. Han ganado las caras no las siglas. De hecho los mejores resultados han sido obtenidos por dos mujeres que han hecho gala de su independencia del conglomerado de partidos que las sustentan. Ha sido su proximidad y cercanía, su lucha por los derechos sociales, su apuesta por recuperar de la exclusión a aquellos a los que la crisis ha dejado en las cunetas, la razón de su éxito. 


Ahora llega el tiempo de gobernar y no lo van a tener fácil. Primero tendrán que averiguar el estado real de las cuentas que les han dejado sus antecesores, teniendo en cuenta que los periodos electorales son los más proclives al despilfarro pues para ganar votos se suelen acometer todo tipo de obras. Además los grandes ayuntamientos son los que más deuda acumulan, herencia de los tiempos de la burbuja  inmobiliaria. 


La crisis ha hecho descender de forma abrupta los ingresos municipales en la medida en que ya no se solicitan permisos de obra  pues nada se construye. También la corrupción, esa lacra de la que los nuevos deberían estar escarmentados, ha vaciado las arcas públicas. No es fácil hacer labor social sin fondos. 




Además, porque estamos en puertas de otra campaña electoral, la de las generales, y el PP no va a dejar pasar un error que pueda ayudarles en su objetivo de mantenerse en la Moncloa. Ahora la oposición ya no es solo el PSOE si no cualquier fuerza que pueda coaligarse en su contra.Solo cabe, por el bien de todos, desearles el mayor acierto en la gestión.






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