Julio Llamazares se preguntada hace pocos días por la deuda de Grecia. Y venia a decir esto más o menos: Si mucho le debe Grecia al BCE y al FMI, ¿cuánto le deben ellos a los griegos? A continuación Llamazares mostraba una lista de filósofos, científicos, historiadores, médicos, políticos, autores de tragedia y de comedia, etc. que hoy forman el subtrato de la cultura occidental y de la cual vivimos y respiramos. Lo que pasa es que este ciudadano que vemos en la televisión, que grita y se enfada porque no puede sacar su dinero del banco, que a cada momento le llega una propuesta de la Troica por ver si se arregla su problema, no echa mano de la mitología para encarnar los dioses que le hacen la vida imposible. Zeus tonante podría ser el euro y Prometeo rebelde, atado a un pesñasco, podría ser el griego que debe novental mil millones al FMI y no los puede pagar esta misma noche. Una tropa de banqueros guarda la moral de la eurozona diciendo a cada momento aquello de los “Intereses creados”: “Mi dinero, Dios, mi dinero”. En fin, no me gusta hacer de Casandra, la sacerdotisa a quien Apolo concedió el don de la profecía. Vivimos los españoles hoy una película de suspense. Por un lado, Rajoy aprovecha la circuntancia para sacar pecho. De ahí su advertencia: “Los españoles nada tienen que temer ante lo que está sucediendo en Grecia. Aquí hay un gobierno serio. (Le faltó decir que el serio era él.) Sin embargo, la oposición dijo lo contrario. Que peligraba el Ibex y otras cuantas, y que de los l6.000 millones que España prestó a Grecia probablemente no veríamos ni un céntimo. Esto del dinero es el tormento de Sisifo. Me imagino lo que será ir al banco y no poder sacar ni para tabaco despues de haber servido al Estado cuarenta años. Veamos qué ocurre el domingo. Como dice el ministro griego o de economía: “no es que estemos contra el euro sino contra las presiones de los banqueros”. Y a todo esto hay por ahí dos o tres premios Nobel que están a favor de la plaza Syntagma. Sísifo. Los helenos tienen otro mito para des cribir plásticamente lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible: Se trata del Hijo de Eolo condenado a transportar una piedra a lo alto de un monte. La piedra nunca llegaba a su destino, rodaba ladera abajo y había que subirla de nuevo.
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