Retroceso educativo, por poco tiempo

Emilio Sánchez de Amo
01:00 • 04 jul. 2015

Se repite cada año por este tiempo, mesas vacías, encerados limpios, patios silenciosos, pizarras digitales apagadas,..., aulas calladas. Muchas historias de miles de niños se escriben a diario en los centros educativos y dan una tregua en verano, a la espera de un nuevo curso en el que comenzará a rodar en primaria y secundaria la tan denostada Ley Wert, que ahondará en la brecha de desigualdad social.


La educación ha cambiado mucho desde que, allá por el 3000 antes de Cristo, aparecieran los primeros Templos Escuela en Egipto donde los curas enseñaban religión, ciencia y escritura, o de cuando 850 años AC en Grecia se educa solo a los hombres libres, o con lo planteado por Platón en el 385 AC con una educación basada en la sociedad, o cuando en el 1100 de nuestra era aparece el movimiento Escolástico que separa la enseñanza religiosa del pensamiento filosófico y científico y, no es hasta 1770 que Benjamín Franklin habla de educación para todos, ni se habla de educación gratuita hasta 1852; después llegó el uso del televisor en las aulas de USA (1950), y de proyectores o grabadoras allá por 1954, que precedió a la computación en los años 80 e Internet en el 2000 que ha supuesto una nueva era en la educación. Rajoy nos impone una reforma que pisotea los derechos constitucionales, ningunea a las comunidades autónomas y olvida la formación integral de niñas y niños.


Por ello, en Andalucía mantendremos refuerzos educativos, atención a la diversidad y gratuidad de libros de texto; mecanismos para evitar la segregación, así como alternativas para quienes no superen la reválida a pesar de aprobar el curso y no publicaremos resultados a modo de ránking, porque el ritmo de aprendizaje no puede ser motivo de exclusión, llegando a ser muy diverso y no determinante para alcanzar grandes logros académicos y profesionales.




Mientras a lo largo de la historia de la educación se ha ido avanzando, Wert se ha empeñado en retroceder en igualdad de oportunidades. Nos queda la esperanza de que en la próxima legislatura, cuando tengamos una nueva aritmética parlamentaria, se derogará y consensuará una ley que de verdad mantenga la equidad y calidad de la enseñanza.






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