Pasión de mercaderes

“La Troika se ha pasado en venganza del referéndum. Lo corrobora a su modo Luis de Guindos”

Kayros
01:00 • 15 jul. 2015

Para mí, la humillación más grande que han infligido los mercaderes a Grecia es la cantidad de bienes públicos que tienen que privatizar por valor de 50,000 millones de euros. Es casi como un desahucio. En este plan pueden llegar, obligados por los acreedores hasta enajenar el Partenón. ¿Imaginan una tropa de funcionarios con gorra de plato explicando a pie de obra las maravillas de Palas Atenea? El gran templo erigido en la Acrópolis en honor de la diosa fue construido por Ictinos y Calicrates (447-438 a de C).El decorado exterior pertenece a Fidias. De orden dórico, tiene ocho columnas en las fachadas principales y diez y siete en las laterales. Conservado casi intacto hasta fines del siglo XVII, los turcos lo utilizaron como mezquita y luego como polvorín. En 1687 fue parcialmente destruído a causa de un bombardeo veneciano. La destrucción de la que ahora hablamos es de otra índole. Los antiguos socios de la comunidad económica del Cemento y el Carbón se han hecho mayores y ahora no entregan su dinero a humo de pajas. El actual gobierno de Tsipras puede entrar en crisis de un momento a otro. Una buena parte de los ministros que le votaron no están dispuestos a aceptar las condiciones leoninas del acuerdo del domingo. Hay quien dice que la Troika se ha pasado en venganza del referéndum. Lo corrobora a su modo nuestro ministro Luis de Guindos. Por lo visto utilizar la democracia en el país que la fundó es demasiado peligroso. No podían caer más bajo los de la filosofía política ni más alto los del carbón. Un país arruinado no solo por los políticos de ahora sino por los que les precedieron sin ser condenadamente de izquierdas no ha tenido la suerte de Alemania, por poner un ejemplo notable. El Tratado de Versalles apretó tanto las clavijas a los teutones que de la humillación nació el nazismo. La inflación se disparó de tal manera que dicen que un huevo valía un millón de marcos. ¿Qué será de estos jóvenes en paro y casi sin esperanza ante los nuevos recortes? Los acreedores tienen prisa y exigen que se cumplan rápidamente las nuevas  condiciones. Es pasión de mercaderes. Ya se sabe: el dinero no puede esperar. Se van enterar estos griegos que intentaron preguntarle al pueblo sus dudas sobre el destino.







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