La Operación Sextante destapa una gran insensatez por parte de usuarios de embarcaciones que no sólo se enfrentan a procesos administrativos y penales (falsificación de documento) sino que ponen en peligro su seguridad, la de sus acompañantes y la de otras embarcaciones. Un barco no tiene freno de mano, no se puede “aparcar”, no se puede detener en medio de un temporal, y ante una emergencias es tan fácil como llamar a la grúa.
En tierra las señales de tráfico son muy intuitivas y los pictogramas bastante descriptivos, pero en la mar hay que tener un suficiente conocimiento de las señales diurnas y nocturnas (luces) que alertan y son de gran ayuda para evitar peligros navegando sin comprometer nuestra seguridad y la de otras embarcaciones. Por ello, es vital superar los exámenes que nos obligan a conocer señales cardinales que nos alejan del riesgo, y otras que nos informan de peligro aislado, fondeo, varada, capacidad de maniobra restringida… sin olvidar los preceptos para navegar con intensa niebla o respetar el derecho de paso de otras embarcaciones.
El conocimiento sobre el uso de la radio resulta vital para nuestra seguridad y para alertar sobre la seguridad comprometida de otras embarcaciones. Una información errónea e incompleta puede ser letal para nuestra integridad; de ahí la importancia de conocer los procedimientos de situación que pueden no estar disponibles en el GPS y se puede informar con dos simples lecturas de brújula trasladadas a la carta náutica. Pero el problema es mayor cuando no hay referencias terrestres al navegar hasta 150 millas náuticas (Patrón de Yate) sin tener conocimiento alguno sobre señales, comunicaciones, seguridad, navegación, legislación… y, además, compartiendo espacio y cruzando derrota con embarcaciones internacionales de gran tonelaje en dispositivos de navegación muy frecuentados. Y hay que añadir que no tenemos cobertura con el móvil y las conversaciones escuchadas en VHF suelen ser en tagalo o vietnamita.
No hay que desanimarse para emprender estudios de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER) que puede pilotar hasta doce millas y 12 metros de eslora y, con un complementario, permite hasta 24 metros y surcar hasta las Baleares. Además -hablo por mi experiencia personal- alcanzar esa titulación nos puede animar a profundizar en el apasionante conocimiento de las prácticas de navegación astronómica y gran cantidad de técnicas que nos enseñan a disfrutar de la libertad y el placer de navegar.
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