El extraño presidente

“A Rajoy lo dibuja Peridis como un político siempre echado en la cama que presume de la filosofía de la espera”

Kayros
01:00 • 28 jul. 2015

 De un tiempo a esta parte, al llegar el fin de mes, la Moncloa se entera previamente de los datos de la EPA. Si son positivos, Mariano Rajoy organiza en los medios una tormenta de ideas para convencer a los españoles de que las reformas del Gobierno son las correctas, poniendo en circulación frases que parecen mantras al estilo de éstas: “La recuperación ya es definitiva”, “nosotros somos más serios”, “gobernar es algo distinto de hacer populismo”. Parece lógico pues que la campaña electoral que se avecina esté montada sobre la salida de la crisis económica. Sin embargo, los públicos dan la impresión de no enterarse de nada, a juzgar por los niveles de aceptación que ofrecen las encuestas. Desde hace ya varios meses, Rajoy no aprueba como líder. Las razones de la oposición también cuentan. Hay todavía millones de familias que tienen todos sus miembros en paro. Pese a la propaganda, la recuperación no llega a las clases medias bajas. De otro lado la gran corrupción no parece irse ni siquiera en vísperas de elecciones. El problema catalán es un error de Mas pero también de Rajoy. Rubalcaba celebra el primer aniversario de su ida de la política con un artículo magistral: Refiriéndose al PP que pasa de puntillas sobre problemas cruciales, el viejo secretario general del PSOE dice así: “ Y al presidente Rajoy permitieron hacer lo que mejor sabe hacer: nada”. Gravita sobre esta frase la Contrareforma de la Ley Voluntaria del Embarazo, que se llevó a Gallardón; la supresión de la cobertura sanitaria a los inmigrantes; el palinsecto de la Ley Wert y la Ley “mordaza” que tanto nos hace añorar la Ley básica para la Educación de la Ciudadanía. Pero lo que quizá le esté robando votos al partido conservador sean los recortes en educación, en dependencia, en investigación y en cultura, para no hablar de la nueva ley de Seguridad Ciudadana, que mucha gente cree innecesaria. A Rajoy lo dibuja Peridis como un político siempre echado en cama que presume de la filosofía de la espera. Cree que las cosas se arreglan por sí solas, basta con no menearlas. Tiene pánico a acudir al Parlamento a hablar de la Púnica pero estos tiempos ya no son los de Fraga cuando Mariano, con 21 años, se propuso seguir al huracán gallego.







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