Los inversores han seguido estos días, y los que vendrán, acusando varios motivos que tienen parados la IBEX. España se enfrenta en los próximos meses a dos procesos electorales. Los comicios catalanes, de los que el presidente y su lista independentista, cada vez más resquebrajada, se empeñan en calificar de plebiscitarios. No es legal y seguramente ni ganarán con mayoría suficiente para sus fines, pero no cabe duda de que está generando desconcierto y desconfianza. A estas alturas, todo el mundo sabe que Cataluña no puede vivir sin España.
Por no poder no podrían hacer frente ni al pago de las pensiones. Es más, tiene que seguir enchufada a los distintos planes del Gobierno para hacer frente a lo inmediato y a sus fines, aunque sea a costa de que, por ejemplo, las farmacias le reclamen varios centenares de millones de deuda impagada. Cataluña no puede financiarse, por más que los independentistas con Mas a la cabeza sigan empeñados en contarnos que van a pedir una ficha bancaria a Bruselas o a poner las bases de una Agencia tributaria propia. Imposibles legales que sin embargo están retrayendo la inversión. En cuanto a las elecciones generales que se celebrarán bien a finales de noviembre o en la primera quincena de diciembre, lo que preocupa es una posible alianza del PSOE con los populistas radicales. Cierto que en las encuestas éstos últimos van perdiendo fuelle y los socialistas, que si bien han dejado de caer, tampoco recogen el desastre que a su juicio ha sido y es el gobierno de Rajoy. Sánchez sigue con la matraca de la desigualdad, insiste en calificar los Presupuestos de 2016 como confeccionados para los ricos. En fin, con un discurso que se compadece poco con la realidad y sin embargo medidas para arreglar las cosas, pocas, por no decir ninguna que no sea derogar las ya tomadas. El caso es que el IBEX apenas gana un 9 por ciento en lo que va de año, cuando las de nuestro entorno están subiendo prácticamente el doble. Cierto que también en España se están dejando notar los problemas que provoca la gran exposición de las grandes empresas a Latinoamérica. Sin olvidar, aunque esto afecte a todas las bolsas, la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés en Estados Unidos y la caída en picado de los precios del petróleo. Da la impresión de que agosto no va a pasar a la historia de la bolsa, al menos de momento.
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