Hay días en que parece que la única cuestión española es saber por qué se aborrecen tanto PP y Podemos. El Pleno del Congreso sobre el debate de Grecia ha sido más de lo mismo. Comenzó de Guindos advirtiendo de que el populismo era un canto de sirena. Le siguió Javier Arenas equiparando a Tsipras con Pablo Iglesias.. Remachó la misma cuestión el ministros de Exteriores. Y por último el presidente del Banco de España, señor Linde, remató la faena asegurando que sin las reformas del PP podría demorarse la recuperación. Menos mal que una diputada, también del PP, se quedó a echar la siesta la en la banca del Congreso. Seguro que llevaba en el cartapacio la misma filípica escrita para soltarla a la concurrencia en la primera ocasión. ¿ De dónde le viene al partido conservador el miedo a Podemos? Quizá piensa que puede perder las elecciones y en tal caso, adiós sueldos y vacaciones caribeñas. El miedo guarda la viña, dice el refrán, y la derecha en el poder no pierde ocasión de promocionar la pedagogía del hambre, recuerdo de la guerra, con objeto de asustar a las masas. Por otro lado, la prensa liberal está poniendo de relieve la equivocaciones estratégicas de Podemos, ¿ Dónde quedó aquel hervor primigenio del 15-M.¿ Donde la alegría, ya probada en las urnas, de las elecciones europeas con resultados halagúeños? Hay un dato significativo: Podemos pierde votos. Las estadísticas hablan de caída. Sus líderes desoyeron las llamadas de las otras formaciones para la constitución de la unidad popular, paso lógico cuando se trata de batir a la derecha .Fueron aún más lejos. Intentaron s convertirse ellos solos en la oposición de izquierdas borrando del mapa al PSOE y a IU. “ La única forma para que Podemos encuentre la salida en este laberinto por el que camina - dice el PAÍS- y recupere la credibilidad perdida es que abandones la indefinición y se presente como lo que realmente es: un partido capaz de formar coaliciones con fuerzas de ideología similar” El mejor modo de abandonar los populismos y radicalismos, acusación permanente de los que nunca quieren cambiar, es unirse a los que buscan un nuevo sistema productivo y un reparto más equitativo de la riqueza. En medio de la corrupción que hoy tenemos, la salida de esta podrida charca empieza a ser posible.
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