Más de 500 almerienses mueren sin recibir la ayuda de la Junta

Juan Torrijos
23:52 • 06 sept. 2015

Algo retorcida (algún político diría torticera) me parece la frase. Se reconoce la realidad de la misma desde las partes, achacándose el desenlace la una a la otra. El Pp que es la Junta la que falla con las ayudas, la Junta que han sido los recortes de Rajoy. Como niños en el patio de cualquier colegio: ¡Seño, me ha pegado Carlitos, ha empezado él, contesta Carlitos!. Pero los que mueren sin recibir esa ayuda son los ciudadanos más necesitados. Es cierto que han muerto esos almerienses sin haber llegado a recibir la ayuda, ¿habrían muerto si la hubieran recibido? Esta es la gran realidad que nos debe preocupar a los ciudadanos. Si los políticos que cobran hasta por respirar de nuestros impuestos han dejado sin ayudas a unos almerienses que podían aún estar entre nosotros si la hubieran recibido, se merecerían más de una y de dos collejas. Alguien nos tendría que dar información pormenorizada de los quinientos ochenta almerienses que ha muerto sin que se les haya evaluados y sin recibir la ayuda marcada por la ley de la dependencia. Cuestión aparte, tan grave pero sin llegar a las últimas consecuencias, es la calidad de vida que les hemos quitado a esos ciudadanos durante sus últimos días, semanas, meses o años. No sé si la culpa es de Susana o de Mariano, pero mientras los políticos que ganan miles de euros al mes siguen pagando los cafés a ochenta céntimos en el congreso, viajan en primera, cobran sueldos por un cargo y asistencias en las mismas horas en otros, no es de recibo que se echen las culpas los unos a los otros: “Tos por igual”. Situaciones como esta nos pone ante la evidencia de si la división de poderes beneficia o perjudica a los gobernados. Dicen que hemos ganado libertad y competencias, no digo que no, pero sólo vemos mayor número de políticos que andan viviendo de nuestros impuestos y peleas entre ellos cada vez que alguno se tiene que responsabilizar de un trabajo, un problema, una solución. 


No se cansan de hacer leyes, venga leyes, pero son tan farragosas que al final nunca se sabe de quién es la competencia final. Listos que son los señores. Así siempre tienen un resquicio por donde abandonar sus responsabilidades y echar la culpa al rival. Quinientos euros al mes cuesta un dependiente, ¿un político? Algunos cobran por seis minutos de pleno cuatrocientos.







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