Familias de Retamar reclaman a la Junta el Instituto del Toyo

Llevamos tantos años viendo como nuestros hijos se educan en aulas prefabricadas que ya no llama demasiado la atención. Nos hemos acostumbrados a lo largo de casi cuarenta años a los barracones en nuestras escuelas e institutos que ya no le damos casi importancia. Y si no se la damos nosotros, ya se pueden imaginar la que le darán los políticos: Ninguna. Los sufridos padres son los únicos que levantan la voz, la pancarta y la protesta. Años tras año nos vienen diciendo desde la Junta que se acabarán las barracas. Años tras años nos vienen abriendo más barracones, y más barracones. Eso sí, la nueva delegada de educación, doña Francisca Fernández, nos dice que tras ellos hay voluntad y trabajo de quitarlos. Mucha voluntad y mucho trabajo el demostrado a lo largo de casi treinta y siete años, pero debe ser que no es mucha la voluntad y menos el trabajo realizado, cuando tras casi cuatro largas décadas Almería sigue siendo campeona de Andalucía en barracones. No se quejen, somos los números uno en aulas prefabricadas.

Llama la atención que cuando la reivindicación cae del lado de la Junta el PSOE se esconde y el PP saca pecho. Si cae sobre el gobierno central es el PP el que se esconde y el PSOE el que saca pecho. ¿En manos de quien nos dejan? De concejal Rafael Esteban, que lo único que ya espera el hombre es que llegue su jubilación tras la actual corporación y de Cazorla, que como buen “pitufo o mago” que es se apunta a todos los bombardeos, sean o no de los suyos. A los sindicatos les preocupa el tren, no parece que tanto las barracas escolares en las que somos campeones (por cierto, ¿irá el campeón en la lista del Pp de Almería? Dicen que le andan buscando puesto en Madrid). A los sindicatos no se les vio apoyando a los padres del Ies del Toyo. Tampoco nos han dicho que vayan a montar “La mesa de las barracas”. Y mientras los del PSOE escondidos y Luis Rogelio sacando pecho. Son tan previsibles en sus actos, tan transparentes ellos, que menos conocer lo que ganan cada mes, el resto no hace falta ni que nos lo cuenten.

Y mientras ellos juegan a ser el Guadiana en Almería, cientos de familias ven como sus hijos tienen que pasar sus horas lectivas dentro de unos barracones. El problema es que han visto crecer a todos sus hijos en las mismas aulas.