El mundo de Tsipras

Alexis Tsipras volverá a gobernar en Grecia. La negociación del tercer rescate no le ha pasado factura. Los griegos le dan una segunda oportunidad. A la vista de los resultados parece que a quienes los helenos no perdonan pasadas fechorías políticas (falseamiento de las cuentas públicas, casos de corrupción, despilfarro presupuestario, clientelismo político y renuencia a la hora de instaurar un Fisco insobornable e independiente) es a Nea Demokratia y a los socialistas del PASOK. Los conservadores (ND), miembros del Partido Popular Europeo cuyo líder Vangelis Meimarakis ha reconocido enseguida la victoria de Xiriza, no han podido borrar la memoria de la políticas "austericidas" del Gobierno de Antonis Samarás ni los casos de corrupción de anteriores gobiernos de la derecha griega.

Desde Bruselas, la victoria de Tsipras no se ve como una amenaza. Como hace nueve meses cuando el sanedrín de la Unión Europea y sus círculos concéntricos de ejecutivos recibieron el triunfo de Xiriza poco menos que como una provocación. El culebrón protagonizado por el entonces ministro de Finanzas Yanis Varoufakis -declarado enemigo público "número uno" por los integrantes del Eurogrupo concluyó con la forzada dimisión del arrogante profesor y la claudicación de Tsipras. 

De humillación fue considerada en los ambientes izquierdistas de Atenas, dando pie a una escisión en Xiriza. Tras aceptar Tsipras el "dicktat" del tercer rescate Bruselas proclamó el armisticio. Ahora han sido los electores griegos quienes han dado un lección de coherencia. Quieren un Gobierno de izquierdas que tenga sensibilidad social. Que luche para no laminar las pensiones, que admita a parte de los funcionarios despedidos en tiempos del Gobierno de Samarás y que cumpla su promesa de cobrar impuestos a los titulares de las grandes fortunas del país. Pese a las apariencias, tengo para mí que la victoria de Xipras no anticipa, ni de lejos, un escenario similar en España para el Podemos de Pablo Iglesias. Saldremos de dudas.