Con voz de maestro 

“¿Damos importancia a la autoridad en la Escuela y respetamos a sus responsables”“

Pedro Mena Enciso
01:00 • 29 sept. 2015

El motivo de este artículo, con el curso ya en marcha en todos los niveles educativos, no es otro que hacer una reflexión en voz alta sobre la importancia de la figura del maestro en el mundo que vivimos. Efectivamente todos lo sabemos e incluso lo decimos pero, en la práctica, ¿es reconocida la labor educativa? ¿Se sienten realmente apoyados los profesores por las familias y la opinión pública? ¿Damos importancia a la autoridad en la Escuela y respetamos las decisiones y juicios de sus responsables? He conocido durante mi larga experiencia a profesores llenos de ilusión y entrega que han sido vejados y heridos en su dignidad por sus propios alumnos ante la pasividad de los poderes públicos y de la propia sociedad. ¡Ya está bien! El auténtico docente tiene una ética y vuelca su vida  para dedicarla a  los demás y esto merece una alta consideración. En este sentido, un maestro debe estar muy bien formado para tener éxito en su trabajo y asesorado durante toda su carrera profesional. Nuestros alumnos, los hombres y mujeres del futuro, deben tener presente estas consideraciones y hay que decírselo en casa, a través de los medios de comunicación y de la publicidad porque, caso contrario, estaremos construyendo una sociedad sin escrúpulos, sin valores ni normas donde todo está bien. Tenemos que cambiar el rumbo y huir de tanta superficialidad para profundizar más en nosotros mismos y en los que nos rodean. Ha llegado la hora de buscar entre todos unas normas claras, unas reglas del juego que se exijan con firmeza a los niños y jóvenes. Ellos tienen que saber en todo momento hasta dónde pueden llegar y respetar a sus padres y profesores porque son su obligado marco de referencia moral y real. 


 Recuperar la educación, la elegancia en el trato, la riqueza de vocabulario, enseñar a los chavales que todas las personas merecen un respeto y que hay que ayudar y entregarse de una manera especial con los compañeros más necesitados de afecto porque de una depresión (tan consustancial a nuestro tiempo) no se puede salir sin el apoyo de los demás, sin ser reconocidos por los que nos rodean.  Por todo esto decimos que es necesario devolver el prestigio y la autoridad al maestro para no correr el riesgo de que se produzca un vacío de conciencia de tal calibre que nos lleve a un enfrentamiento continuo entre los seres humanos por conquistar los dos únicos valores que se están  imponiendo: el poder y el dinero. ¡Cuidemos a los maestros! porque pueden ser la clave para transmitir un código de conducta, una sabiduría inestimable para conducirse en la vida y conseguir la autoestima que nos haga crecer día a día como personas.







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