Tras los resultados electorales del domingo, el lunes, 28 de septiembre, fue un final de feria. Los rupturistas catalanes celebraban con reservas el triunfo del independentismo. Ganar en escaños y no ganar en votos deja a medio gas la gozada prometida. El otro bando no tardaría mucho tampoco en proclamar el triunfo de los constitucionalistas, con lo cual todos los partidos daban la impresión de haber ganado y al mismo tiempo haber perdido. Rajoy mandaba a los españoles un mensaje de tranquilidad aunque el Gobierno y menos el partido estén para mensajes de tranquilidad después del batacazo. Los más eufóricos eran los militantes de Ciudadanos que ya se alzan como los salvadores de la situación con esa subida meteórica de 25 diputados.
Ciudadanos parece una filial del PP, con más juventud y menos corrupción, una agrupación que se nutre de los que se dicen catalanes, españoles y europeos, o lo que es lo mismo, de los que no quieren nada con la separación de Cataluña-. No es pequeña la confusión en que hemos caído. Peridis dibujaba la viñeta de esta situación con un Artus Mas perdido entre nubes y con el siguiente texto: “A estas alturas no sé si subo o bajo: si voy o vuelvo” Algunos sesudos comentaristas achacan también al inmovilismo de Rajoy parte de culpa del largo desencuentro. Una región tan culta, tan influenciada por la modernidad, tan dependiente de Europa y abierto a cualquier proyecto ilustrado, parece imposible que se entregue a la sinrazón del nacionalismo. Un Mas que enmascara su candidatura detrás de otro partido para no dar a los electores su verdadera cara, no debería de nuevo ser Presidente de la Generalitat. Por algo los de CUT que van a ser seguramente quienes aporten los votos que faltan, exigen esa condición para el acuerdo. Hay mas cosas extrañas en este principio de alboroto , quién sabe cómo terminará todo, El partido de Pablo Iglesias ha estado flirteando peligrosamente con otras fuerzas para no llegar a nada concreto. No quiso pactar con IU por más que fuera aconsejable pactar con la izquierda. Se dedicó más bien a terminar con el bipartidismo y a echar al PSOE de su criadero natural. Las generales se presentan tan enigmáticas como las elecciones catalanas y por este camino la corrupción seguirá sin castigo.
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