Los que discrepan de la verdad oficial

Kayros
01:00 • 01 oct. 2015

 No me importa reconocer que yo soy un don nadie en punto a economía. Como periodista vivo de lo que dicen y piensan los demás. Me creo lo que dice el Gobierno, acepto las parrafadas de Rajoy sobre la recuperación y el crecimiento, e incluso puedo aceptar que el presumible éxito electoral esté basado en esta política económica. No veo mal que cada mes, tan pronto conocen el dato de haber subido el empleo, lo publiquen y lo machaquen en todos los medios afines, desde la televisión a los periódicos afines. 
Qué otra cosa podría hacer el Gobierno cuya estabilidad depende del buen concepto que tengan los electores. Para un ministro de la cosa, lo que hace su ministerio es siempre lo más nos conveniente y sensato. Nunca dirá que se equivoca, que sus reformas no son todo lo eficaces que dijeron o que la oposición probablemente no anda equivocada en aquello que propone. 
Por eso hay leer, leer mucho, contrastar la doctrina oficial con la clandestina. La española con la extranjera. En plena tornaboda de saber que somos el país que más crece en toda Europa, me tropiezo con un Premio Nobel de Economía. Se trata del profesor Joseph Stiglitz. Este señor no es una ordinaria ama de casa que sale del mercado protestando por los precios o por el timo que le han dado en la mercancía. Bien al contrario, se supone que sabe de la materia y que, por ello, no teme arriesgar una opinión que pronto será recogida por todas las universidades del mundo. 
Vean lo que dice contestando a la pregunta de si España está fuera de la crisis: “No, es increíble que haya gente que diga que España ha doblado la esquina de la crisis por el hecho de que el paro haya pasado del 25% al 23%. En cualquier otro contexto ese 23% seria considerado un desastre y el 50% de paro juvenil es otro desastre. No sé cómo el Gobierno puede decir que ha sido un éxito”.  Bueno, bueno, pues aquí tienen lo que piensa todo un Premio Nobel sobre la actual situación económica de España. Si la filípica fuera de mi propia cosecha, dirían ustedes “bah, es un don nadie , no hay que hacerle cosa, escribe en un periódico de provincias”, pero, amigo, un Premio Nobel ya es algo más serio.







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