Un mojón histórico

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 09 oct. 2015

Una vez más aparecen en Almería refulgentes y épicos relatos que adornan la gesta de grandes avances en infraestructuras. En esta ocasión no se halló el proceso para la fusión fría ni la teletransportación o la hípervelocidad intergaláctica. Hemos construido una autovía entre Almería y Málaga que discurre por un entorno dificultoso, abrupto, agreste… y hemos tardado veinticinco años.


Sin duda, me satisface este logro y no desmerezco los esfuerzos técnicos y económicos para su consecución. Esta autovía era tremendamente necesaria y abre nuevas esperanzas para el desarrollo. Ahora bien, rechazo toda suerte de aditamentos accesorios y exculpatorios para justificar un retraso que nos ha sumido, una vez más, en una demora que nos ha hecho perder oportunidades que otros aprovecharon con la ventaja que proporcionan las facilidades de comunicación.


Ya sé que la orografía ha sido un obstáculo, pero los ingenieros que acaban de culminar el nuevo Canal de Panamá son también españoles, como lo son los de la A-7, y no hay color en magnitud y dificultad entre una cosa y otra. 




En 1969 (hace 46 años) el Apolo XI llevó al Hombre a la Luna; por tanto, es de esperar que tamaña conquista no nos detenga ante un viaducto o un túnel por lo muy accidentado del terreno que tampoco es el Himalaya. A continuación, vean algunos ejemplos: De 1931 a 1936 (con dos años de adelanto) se construyó la Presa Hoover que enriqueció a California y dio origen a la espectacular Las Vegas; en 1906 se enlazó Suiza e Italia a través de los Alpes con el Túnel Simplón; en 1914 se construyó el Canal de Panamá; desde 1986 a 1994 (¡ocho años!) se comunicó Francia con Gran Bretaña con un túnel (Eurotunnel) que discurre por debajo del mar… Todas estas obras y gestas se realizaron en un tiempo menor que el empleado en la autovía de Almería-Málaga (25 años). Y conste que sólo referencio tiempos y grandes obras; sobre la voluntad política, es otra historia.


¡Es un día histórico! Y ya lo creo. Todos los días son históricos para Almería, porque abordamos un futuro de logros que están por llegar y, en el mejor de los casos, lo que para otros es pretérito perfecto para nosotros en un futuro incierto. 




No lo olviden. Una excelente autovía sirve para llegar pronto o para salir rápido en busca de mejores opciones.


“Ahora, con un aeropuerto internacional a menos de dos horas tendremos grandes facilidades de comunicación”. Pero, ¿acaso el Aeropuerto de Almeria no es también internacional? Además, con un puerto integrado en la ciudad y con distribución racional, tendremos acceso a una amplia oferta de cruceros… O sea, podremos comprender que el envidiable avance de Málaga es fruto de una gestión que ha convertido a la vecina capital en una indiscutible potencia que aprovechó su pujanza social y económica para modernizarse y competir con AVE, autovías, aeropuerto, puerto, etc. 




El mismo día que se inaugura la A-7 busco vuelos a Madrid y encuentro la siguiente “oferta”: ida 11/10/15 y vuelta 13/10/15, Vueling ¡seiscientos veintinueve euros! Y también, el mismo día, se imprime en La Voz una denuncia por contaminación en el puerto de Almería (granel a la intemperie, polvo contaminante, chatarras…). Y, de momento, no hay eco mediático sobre las declaraciones de Trinidad Cabeo, presidenta de la Autoridad Portuaria: “La viabilidad de Minas de Alquife sólo se contempla desde el transporte del mineral hasta el puerto (…)”. Así, con estas expectativas de futuro, es difícil -imposible- un decoroso desarrollo. 


La dificultad esencial no radica tanto en los retos impuestos a la ingeniería material; el verdadero problema radica en los gestores políticos mediocres y serviles. Ellos son el verdadero hito… y mojón histórico. 



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