El discurso del Rey en Estrasburgo

Fermín Bocos
01:00 • 10 oct. 2015

Buen discurso del Rey en Estrasburgo. Bien de contenido, lectura pausada, correcta entonación. No es fácil hablar en público y tiene mérito añadido salir airoso del trance cuando el auditorio responde a un perfil de profesionales de la palabra. En este caso, un auditorio de políticos. El discurso del Rey Felipe VI en el Parlamento de Estrasburgo fue una encendida defensa del europeísmo. Al recordar que   este año se han cumplido 30 años de la entrada de España en lo que hoy es la Unión Europea trajo a la memoria el largo camino recorrido por los españoles hasta alcanzar una meta identificada, desde siempre, con la idea misma de lo que es la democracia. Europa fue el sueño de quienes nos precedieron uniendo el ideal europeísta a la lucha por las libertades y contra la Dictadura franquista. Europa era democracia y libertad. Lo que necesitaba España. Don Felipe ha podido decir en voz alta y en medio de los aplausos de la Cámara que se sabía europeo por ser español porque "no es posible concebir España sin Europa, ni Europa sin España".
Pero no ha sido fácil llegar hasta aquí. Todavía recuerdo el  desdén con el que Valery Giscard D'Estaing, a la sazón Presidente de Francia, trató a Adolfo Suárez, pese a ser el primer presidente del Gobierno de España elegido democráticamente. Fue en el transcurso de un penoso viaje oficial en el que nunca el París oficial se había mostrado tan hostil con los españoles. Suárez tragó saliva y aguantó. La Historia le ha dado la razón. España era ya entonces un clamor democrático. Y los españoles -la gran mayoría- queríamos la democracia y asociábamos la libertad con ser reconocidos como europeos. Soñábamos con lo que hoy tenemos. Lo que ha recordado el Rey en su discurso: un país generoso y fraternal que se sustenta en la Constitución, definida por Don Felipe como "el gran pacto que defiende, preserva y ampara los derechos y libertades de los ciudadanos al tiempo que protege a los pueblos de España en el ejercicio de sus diversas culturas, tradiciones, lenguas e instituciones". Ya digo que el camino ha sido largo. Se inició con el impulso de un Rey, Don Juan Carlos, y ha sido evocado por su hijo y  sucesor. La normalidad también hace Historia.







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