E l Congreso ha celebrado el último pleno de la X legislatura. Ni siquiera en el adiós sus señorías han visto adecuado omitir la bronca. Los diputados del Partido Popular han despedido –por este periodo, esperan- a Mariano Rajoy con una gran ovación. “Hay aplausos que suenan a marcha fúnebre”, ha apostillado el portavoz del PSOE, Antonio Hernando. Los del PP han llamado “Zapatero” a Pedro Sánchez –”usted miente más que habla”, ha dicho éste- y a Rosa Díez (“Termina la legislatura igual que la empezó, contando mentiras a los españoles”) le han gritado “vete al PSOE”. “Lo mejor que puede ocurrir a este país es que ustedes sigan en la oposición”, ha deseado Rajoy. En fin, lo más normal.
Almería ha tenido en esta legislatura ocho diputados, cuatro del Partido Popular y otros cuatro del Partido Socialista. No, no es que ambos partidos sacaran el mismo número de escaños en las elecciones de 2011. El PP obtuvo cuatro (Rafael Hernando, Mari Carmen Navarro, Juan José Matarí y Jesús Caicedo), por tan solo dos el PSOE (Consuelo Rumí y Luis López). Pero el escaño de Luis López ha tenido dos sucesores: Gracia Fernández y Antonio López Olmo.
¿Se puede hacer un balance positivo del trabajo de nuestros representantes en la cámara baja? Si la pregunta se le formula a los interesados o a sus partidos, la respuesta va a ser positiva. Si se le formula a la ciudadanía en general, tal vez la respuesta sea distinta. La crisis y la corrupción han creado un ambiente de desconfianza hacia todo el que se mueva en las inmediaciones de las instituciones públicas, sin distinción alguna. Es injusto, pero es lo que hay.
Si hacemos un recorrido por los nombres que nos han representado en la cámara baja en esta legislatura, obligado es detenerse en la figura de Rafael Hernando. El portavoz del PP es lo que peyorativamente se califica como un paracaidista, un diputado que representa a Almería pero no es de Almería. La historia política de nuestra provincia está repleta de diputados paracaidistas, tanto de un partido como de otro. Recordemos en el PSOE a Juan de Dios Ramírez Heredia y a Cristina Narbona. El presidente de Unión Romaní se entregó en cuerpo y alma a esta provincia. Narbona, por el contrario, nos dejó la pesada herencia del Algarrobico. Hernando se implicó desde el primer momento con esta tierra, adquiriendo un compromiso y desarrollando una actividad que también nos hubiera gustado ver en otros diputados nativos de Almería. No deben doler prendas en reconocerlo.
Una de las incógnitas que se presenta estos días es si Javier Arenas va a renunciar a su acta de diputado por Almería del Parlamento de Andalucía para ser candidato al Congreso. Este miércoles Carlos Herrera se lo ha preguntado. “Estoy a lo que diga Rajoy”, ha contestado. Pues nada, esperemos.
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