Los colegios que se prometen y no se hacen, los que se hacen como si fueran para unos meses, y los que son sustituidos por mamparas de madera a la espera de que algún día les llegue el dinero prometido, son los hijos pobres del Ministerio de Educación. Aquí no se termina nunca la doble lucha española entre educación pública y privada. Y por algo cada cuatro años, tan pronto sube al poder la derecha o la izquierda, aparece una nueva ley. Por abundancia de códigos que no quede.
Dicen que más de treinta leyes se han puesto en vigor desde la guerra civil para acá. ¿No sería bueno ponerse de acuerdo sobre lo establecido para que durara por lo menos hasta que viéramos sus fallos y sus aciertos? Es natural, por tanto, que llueva si tiene que llover en los barracones. Como los temporales no vienen solos, además de la lluvia está la falta de calefacción, la necesidad de campos de recreo y otras precariedades de estructura. Estos días de aguaceros y de ríos desbordados hemos podido darnos cuenta del estado calamitoso de algunos colegios públicos. Los recortes en educación del Gobierno no son cantidades abstractas sino niños y niñas sin comedor, con hambre, sin enseñanza reglada y sin libros. Aquí no cesa nunca la permanente polémica entre el PP y la Junta tirándose los trastos sobre los sucesivos proyectos de colegios prometidos y sin hacer.
Mientras discuten los subsecretarios llega la lluvia, el invierno y el frio. Y llega sobre todo el cabreo inconsolable de los padres a quienes se les acaba la paciencia, año tras año. No necesito recordar que la educación primaria es fundamental para orientar el futuro del individuo. Cuántas carreras se abandonan por no disponer de una formación sólida .
Los niños no pueden excusarse diciendo que tuvieron un profesor que no cobraba o que en las clases de matemáticas entraba el agua por las rendijas del barracón. Debemos salvar al niño como a esos de las pateras que se ahogan en el mar. Si no es así no debiéramos hablar tanto de la recuperación del país. En todo caso lo que estamos incrementando es el producto nacional bruto de otros países. Buen tema de meditación para pensarlo mientras oímos llover.
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