La tabarra en nuestro diccionario tiene diversos significados. El más común es utilizar como “cosa que cansa ó molesta”. En mi opinión, merece una ampliación conceptual como “cosa que molesta y que resulta pesada e impertinente”.
La tabarra catalana, vista por la inmensa mayoría de españoles, define la actual situación de lo que cuatro iluminados catalanes vienen planteando desde hace varios años en Cataluña, con la preocupación lógica del resto de ciudadanos, catalanes y españoles no independentistas, que empezamos a estar cansados.
Hemos llegado a tal grado de saturación, dado que el diálogo y la negociación han sido imposibles por las posiciones radicales del señor Mas apelando a un supuesto hecho diferencial, como si ya no lo tuvieran con un Estatuto, excesivamente permisivo por el entreguismo del señor Rodríguez Zapatero, y el reconocimiento del catalán como lengua cooficial, por tanto, ya sólo nos queda las determinaciones de la Justicia.
Hemos estado estos días esperando del Tribunal Constitucional la resolución sobre el recurso de amparo planteado por los partidos constitucionalistas, Ciudadanos, PSOE y PP, tratando de evitar el debate plenario en dónde se debatiría tramitar la propuesta separatista presentada ante el Parlamento catalán por los independentistas. Desgraciadamente aunque el recurso ha sido admitido, ¡faltaría más!, el Constitucional no ha adoptado medidas cautelares, con lo que tal debate se va a celebrar, para sorpresa e indignación de muchos españoles.
En estos últimos años, han sido continuos los incumplimientos del Gobierno catalán ante resoluciones emanadas del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, sin que el Estado haya sabido reaccionar adecuadamente. La celebración de ese Pleno y de ese debate para desconectar del resto de España y de sus Leyes, constituye un órdago definitivo al Estado de Derecho y a la Democracia, que, en modo alguno, se puede consentir, y además, debiera resolverse con prontitud, para evitar que el asunto catalán sea el único debate de la campaña electoral para las elecciones del próximo diciembre. En cualquier caso, soy bastante pesimista respecto a que estos catalanes respeten un mínimo de disciplina que emane de Tribunales españoles.
Ante la situación que atraviesa España, los nacionalismos, todos, constituyen un gravísimo problema, es cierto, pero aún reconociendo esta realidad, los españoles queremos saber que soluciones plantean las distintas opciones políticas ante los retos del presente y del futuro en España.
La ausencia de jurisprudencia ante el conflicto regional planteado en Cataluña, podría justificar la resolución del Tribunal Constitucional, pero mal se entendería una respuesta poco contundente después de la celebración de ese pleno catalán ilegal.
A algunos nos preocupa especialmente la tibieza y las dudas del PSOE a la hora de tomar posiciones conjuntas con Ciudadanos y PP, actitud que, seguramente, será castigada en las urnas, si es que no lo está ya, vistos los datos que aportan tanto las encuestas privadas como el CIS.
Es la hora de los compromisos y de las actitudes firmes ante los separatistas y, por favor, que dejen ya de darnos la tabarra al resto de españoles que pretendemos vivir en paz en una España unida.
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