El director que nunca existió

“La Junta ha estado abonando 36 nóminas a un señor que no sabía que sus ingresos se debían a un puesto que no ocupaba”

Jose Fernández
01:00 • 08 nov. 2015

Posiblemente la actuación más vistosa de la historia del flamenco fue la del descomunal Beni de Cádiz cantando por Frank Sinatra, hasta que hace unos días conocimos que el Director del Centro Andaluz del Flamenco dependiente de la Junta, Luis Guerrero, había figurado durante tres años como máximo responsable de dicho organismo sin que él mismo lo supiera, aunque cobraba por ello. Ole, ole y ole. Es decir, que la Junta de Andalucía ha estado abonando treinta y seis nóminas, más las extraordinarias, a un señor que no sabía que sus ingresos se debían a un puesto que no ocupaba. Arsa y toma pastillas de goma. Sabíamos que el Centro Andaluz del Flamenco era cantera de grandes valores, como ya se demostró en el salto que hizo dar Zapatero a su directora, Bibiana Aído, nombrándola Ministra de Sanidad para que inmortalizara aquellas alegrías suyas en las que decía que los fetos eran “seres vivos pero no humanos”. Pero no nos desviemos con el pasado y volvamos al escenario actual. Tras conocerse la insólita circunstancia del director que nunca existió, la oposición –tan antipática y malaje- interpeló al Gobierno andaluz en sede parlamentaria, y sus señorías fueron despachadas por la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, que zanjó el bochornoso asunto con una frase que tiene más arte que una antología de Quintero, León y Quiroga: “No se ha acompasado la denominación del puesto de director del CAF con las funciones que ha cumplido”. Es decir, que se descubre una nueva evidencia del descontrol de las cuentas de la Junta de Andalucía y la consejera responde con el puñal de la indiferencia y con la sonrisa que va y que viene y, como canta Poveda, “se adentra en la carne como una rosa de nieve.” Es decir, que lo del director inexistente no es el síntoma de la gestión descontrolada de una administración paralela e innecesaria en la que la Junta gasta el dinero que luego no puede dedicar a hospitales, colegios o carreteras, sino una simple cuestión de compás. Y ya es raro, con la cantidad de palmeros que tiene la Junta que lo pillan al vuelo.







Temas relacionados

para ti

en destaque