Ególatras de sotana

Escribía hace algún tiempo en esta esquina de página un comentario que bajo el titulo “Los leones del Papa” aludía a un significativo pasaje  protagonizado por el Pontífice  y un experto teólogo, el ex obispo argentino Fernando María Bargalló, viejo amigo personal del máximo responsable del Vaticano , a quien acudió a visitar a Roma. El ex obispo mantuvo siempre una estrecha amistad con el Papa y en su primer encuentro con su  amigo Jorge Mario Bergoglio  le preguntó cómo se encontraba en la Sede de Pedro, a lo que el Papa Francisco le respondió: Como el profeta Daniel, en el foso de los leones. Y apostilló, entre sonrisas, “más que leones, serpientes”. 
Los últimos acontecimientos acaecidos en el Vaticano con la filtración de unos informes económicos y la detención del sacerdote español del Opus Dei, Lucio Ángel Vallejo, han merecido la calificación  de unos hechos deplorables por parte del Papa. El asunto evidencia la “guerra” que se libra en el Estado Vaticano para impedir a Francisco que prosiga con sus planes de hacer de la Iglesia una institución de los pobres y que sintonice con la calle. Esa actitud opositora o, al menos, disidente por parte de un sector de la jerarquía no solo tiene por escenario la sede de la Plaza de San Pedro. En otros escenarios patrios algunos prelados gestionan con postulados totalmente opuestos al espíritu reformista del jesuita argentino; algunos jerarcas actúan como si la exclusión y la pobreza fuesen cuestiones de otros y no reparan en invertir en suntuosas obras y reformas de palacetes en cuyas puertas y ventanas no sólo hacen labrar la simbología propia de la institución, sino que acuñan su heráldica familiar. Lo más rocambolesco de tal dislate faraónico llega cuando te cuentan que la única nobleza a exhibir es la heredada de un ascendiente fotógrafo, noble oficio por otra parte. Pero nada justifica la egolatría en la Iglesia.