Como acaba de decir un gran sociólogo, el poder no está en la Moncloa ni en ninguna de sus representaciones simbólicas, sino en la mente del ciudadano. Por tanto es ahí donde los partidos debieran incidir. Un partido que se limitara a analizar lo más objetivamente posible la situación de España, que admitiera errores y tratara incluso de exigir la cooperación de las otras fuerzas, quizá fuera del agrado de los grandes públicos a la hora del voto.
Sin embargo la experiencia nos dicta que ocurre todo lo contrario. El partido se erige como la perfección misma alejado de lo que representan todos los demás. Bajémonos un poco a lo concreto. Si ustedes se fijan en lo que predica el PP en este momento los conservadores serían los que nos han sacado de la crisis. Si España quiere estabilidad , pleno empleo y terminar de una vez con las desigualdades sociales el camino no es otro que votar a Mariano. Para Mariano los otros partidos son poco menos que el diablo, no saben nada de la gobernación porque surgen de las tertulias televisivas. Si en cambio escucháramos la prédica de las otras agrupaciones veríamos que lo que piden son cosas muy distintas. Otra legislatura de los peperos resultaría un retroceso medieval con sus recortes, sus ataques al Estado del bienestar y su desprecio nato por la cultura que no sea espectáculo. Precampaña y campaña son dos palabras que significan lo mismo, salvo un pequeño matiz de tiempo. El PP se diría que ya lleva casi un año enviándonos su mensaje. Fue un acierto estratégico, al menos para ellos, retrasar hasta el último día la fecha de las elecciones. De esta manera el Gobierno en funciones ha estado aprovechándose de cualquier chorrada inaugural para enviarnos subliminarmente su recomendación electoralista. Porque no nos engañemos. Esta gente lo que quiere por encima de todo es el poder. De ahí que no se priven de hacernos promesas que no parecen de este mundo, tal ese millón de puestos de trabajo que promete Rajoy si él sigue gobernando. Lo peor de estos mensajes e s que pertenecen a la esfera irracional, a lo pésimos que son los otros, a los miedos apocalípticos, en suma, que pueden desencadenarse si la gaviota emigrara de la Moncloa. Y luego está la corrupción.¿No sería justo que el poder fuera a manos de un partido que todavía no le han pillado con las manos metidas en la caja?
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/94134/los-mensajes