Teníamos el sábado y el domingo para descansar del trabajo, para hablar con los amigos , para dedicar unos días al deporte y a otros descubrimientos entrañables de la ciudad. Hoy hay que pensárselo dos veces. Una afición tan inocente como el futbol, aliviadero de la tensión que segrega la vida, está resultando peligrosa. Esta misma semana se suprimieron varios encuentros importantes como el de España- Bélgica y el Alemania- Holanda.” La Marsellesa” recorre Europa como un himno de enganche contra las fuerzas oscuras que dicen matar en nombre de Dios. Hasta hace poco, estas fuerzas solíamos localizarlas por ahí fuera, por Afganistán o más lejos. Ahora se diría que están aquí mismo. Pueden hospedarse en tu mismo bloque de vivienda y tomarse contigo una copa en bar de la esquina . Una nueva preocupación invade a los pacíficos del mundo. Por ejemplo, saber quién es musulman y no yihadista, o quién utiliza la religión para la paz o quién para la guerra. Menudo quebradero de cabeza se nos viene encima. Hollande acaba de decir en el homenaje a las 129 victimas que Francia está en guerra. El presidente no ha tardado mucho en enviar sus mejores bombarderos a la zona donde se cree entrenan los kamicaces. Es más, el mandatario francés ha pedido la colaboración de todas las naciones europeas para una ofensica mundial contra el ISIS. Existen , pues, opiniones de todos los colores. Desde el que cree que con bombas no vamos a ningún sitio, y hasta el que defiende la intervención rápida, cuando antes mejor, en Siria y en otros lugares bajo aquel el principio latino del “ si vis pacen, para bellum”. Allá se las vean los grandes estrategas. Yo solo quiero referirme hoy a la necesidad que tenemos de recuperar el espacio de diversión , porque si no se puede ir al futbol, o al bar de la esquina, o al Paseo Marítico para ver el crepúsculo, digamne ustedes para qué estamos en esta vida. Los sabios andan diciendo estos días cosas muy sabrosas de porqué la humanidad ha llegado a esta locura aniquiladora. Eso de no distinguir entre religión y política, entre este mundo y el otro, podría ser una buena explicación, y no digan que el fanatismo es solo de Oriente, también en Occidente cocieron habas con brutalidades que deberían avergonzarnos.
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