Kayros
01:00 • 22 dic. 2015
Todos los mensajes coinciden en que ayer se inició en este país una aventura histórica nueva. No pueden estar más empatados tanto los partidos de derecha como los de izquierda. Esto hace esperar, en el caso de que se llegue a formar Gobierno, que nuestros líderes digan la verdad al menos alguna vez y no se guarden las diez últimas. Ya tenemos algunas evidencias: No seguiremos hablando del llamado bipartidismo. Tampoco de mayoria absoluta, aquel comodín que convertía el Parlamento en un mecano. A fuerza de decretos leyes el PP ha gobernado jugando a la dictadura aritmética. Esto parece que se termina, por el momento.
Quien cuenta bien lo que ocurre son los mercados. Ya sabemos que ha bajado la bolsa y sin embargo ha subido la prima de riesgo. Mientras no tengamos un gobierno estable, no vamos a gozar de la tranquilidad necesaria. Estamos viendo cómo madrugan las Casandras anunciadoras de calamidades. Si no gobernara el PP, según ellas, tendríamos más paro, más déficit, mas volver a las andadas ( no olviden que las andadas es bajar los salarios, despedir libremente, recortar derechos, etc. Parece lógico por tanto que la calle se alegre con el triunfo electoral de los que tradicionalmente representan a la izquierda. Detrás del "puto poder fáctico", como dice Ada Colau, están las fuerzas de siempre más o menos enmascaradas.
Y por otro lado, también la izquierda tiene la obligación ser sincera con sus votantes. Si un partido dice que nunca votará a la derecha, que sea verdad y no una componenda para conectar con sus varones históricos. Y si se hicieron promesas de gran atractivo para los jóvenes, para los trabajadores y demás "invisibles", que no quede en agua de borrajas. Nada sería más doloroso para los esperanzados del cambio que una nueva frustración. Por supuesto que la maquinaria mediática de la derecha hablará de populismo venezolano y de otras lindezas; dirán que los de la coleta tienen más fantasía que experiencia de gobierno . Semejantes imprecaciones serán del gusto de los mercados. El gobierno del país depende de acuerdos, es cierto, pero sin renunciar al al cambio. En la campaña se hablado bastante de la vieja y nueva politica. Hoy no estamos en el tiempo de Ortega y Gasset, pero es ley de la historia aprovechar las condiciones objetivas.
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