Pelagie, corazón de mujer

“Me cuenta Caddy Adzuba, una de sus hijas, que Pelagie la acompañó siempre en su trabajo de lucha contra la discriminación”

José Luis Masegosa
22:38 • 03 ene. 2016

Acaba de morir en tierras andaluzas Pelagie Ntakwinja Muhigirwua, luchadora tenaz por los derechos de las mujeres en el Congo. Tras siete años de paciente y tenaz batalla por la vida su corazón de león sucumbió  en un hospital público andaluz, en donde la muerte le encontró de frente, con la Biblia francesa de su fe cristiana aferrada a sus manos. Nacida en Bukavu en el seno de una familia más que numerosa, con catorce hermanos, Pelagie fue madre de siete hijos, para quienes ha sido modelo y ejemplo de fuerza, de perseverancia y coraje, cualidades atesoradas durante toda su existencia, incluso en las últimas semanas de vida cuando antes de agravarse la  enfermedad su inconfundible figura, sentada en el Valle de la Alegría,  y su profunda mirada regalaban sosiego y humildad, pese a que la envergadura de su humanidad la hicieran única y gran mujer. Me cuenta Caddy Adzuba, una de sus hijas, –luchadora incansable, periodista de la congoleña Radio Okapi, premio Julio Anguita Parrado de Periodismo y Premio Principe de Asturias a la Concordia 2014- que Pelagie la acompañó siempre en su trabajo de lucha contra la discriminación de la mujer y contra la violencia de género. Pese a las  enormes dificultades que afectan a las mujeres congoleñas y a las que hubo de enfrentarse, Pelagie las superó, al igual que  numerosas adversidades, gracias a su espíritu de acero, a su paciencia jobiana y al inmenso y solidario corazón que la mantuvo en pie durante 56 años, en los que su gran proyecto de vida ha sido hacer crecer a sus hijos en los auténticos valores del ser humano, en formación y educación. Su dignidad le permitió siempre mantener la cabeza bien alta, hasta en el momento de decir adiós cuando confió a su sobrino Justín su última voluntad: que todos sean fuertes y permanezcan unidos. El cuerpo sin vida de Pelagie vuela hoy hacia Bukavu, donde recibirá sepultura, pero su sabiduría humana y su corazón africano no dejarán nunca de latir porque habitan en sus hijos. Porque tenía un corazón de mujer. 







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