El pasado año se despidió entre violencia y muerte en Almería

Juan Torrijos
01:00 • 06 ene. 2016

Han sido unas fiestas marcadas por la violencia, la muerte, las pistolas, las navajas. Roquetas, Adra, Gádor, la capital, El Ejido. La locura ha estado repartida, no respeta barrios, fronteras o razas. Por no respetar ni la las fiestas que hemos venido llamando de la paz y de la convivencia: la Navidad. Entiendo que algunos estén por la labor de llamarlas “Las fiestas del equinoccio del invierno”. Que lo de volver a casa por navidad ya no va a tener ningún valor. Acabarán siendo eso, las fiestas de invierno, como en los pueblos se vienen celebrando las de verano, por aquello de los emigrantes y turistas que en esas fechas los visitan. 
Aparcado el tema del nombre, que al fin y al cabo es lo menos importante, las fiestas del pasado han estado marcadas por las navajas, las pistolas y la violencia. Hacía años que no se vivía por esta tierra nuestra unas navidades tan dramáticas, tan crueles, tan terribles. ¿Nos hemos vuelto locos? Lo parece. Locos en Roquetas, en la capital, en Gádor, en Adra, en El Ejido. Muerte, violencia callejera, de género o de vecindad. Tenemos una ley contra la violencia de género, nos decían los políticos que con ella llegaba la tranquilidad para nuestras madres, hermanas, hijas. El último día del año en Adra caía una mujer de veinticinco años a manos de su esposo, compañero  o novio. El presunto canalla, no se le puede llamar de otra manera, se quitaba la vida tras el crimen. Y así, una tras otra, van cayendo mujeres por toda la geografía almeriense. Pero tenemos una ley que las defiende. Y yo me lo creo, pero no parece que sirva para mucho. Celebramos con todo el boato del mundo el día contra la violencia de género. Políticos con lacitos en la solapa, con la boca llena por esa ley que aseguran defiende a las mujeres, pero la triste realidad, corajuda ella, es que las mujeres siguen muriendo a manos de sus maridos, ex, colegas o novios. Y lloramos sobre sus tumbas. ¿De verdad lloramos sobre sus tumbas? No sé.
Una pregunta a Don Andrés García Lorca: Se comenta en Roquetas que en aquella famosa noche de muerte y miedo se produjo un altercado pistolas en mano y balas en el aire entre un grupo de ciudadanos y las fuerzas del orden público. ¿Si las fuerzas hubieran respondido al fuego, qué podríamos estar contando en estos momentos a los lectores almerienses?    
 







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