En un sistema parlamentario como el nuestro existe la posibilidad de que un candidato gane las elecciones y no pueda gobernar. También puede que las pierda pero consiga ser presidente. Y cabe una tercera alternativa: que la aritmética de los votos depositados en las urnas sea tan diabólica que no permita la investidura de nadie. La situación derivada de las elecciones del 20D se aproxima a la tercera de las opciones.
Pedro Sánchez, segundo en la carrera, denostado por el resto de las fuerzas políticas en la campaña -desde Podemos le dieron prematuramente por muerto y desde el PP y Ciudadanos le acusaron de ser mero caballo de Troya de Podemos-, se ha convertido ahora en la pareja deseada por todos. Rajoy y Rivera le piden una abstención que facilite la investidura del primero en nombre de la estabilidad y de la unidad de España. Podemos le presiona para que facilite el cambio político pero le ha marcado líneas rojas difíciles de asumir. Y desde su partido también le señalan el camino pidiéndole lo uno y lo contrario: que no facilite la investidura de Rajoy ni por activa ni por pasiva pero que no se lance a aventurerismos políticos, es decir, que no vaya de la mano con Iglesias. Y las cuentas no salen.
Rajoy y Sánchez se han reunido en La Moncloa. El presidente en funciones tenía que intentarlo, pero parecía difícil que alguien que considera indecente a su interlocutor pudiera ponerse de acuerdo con él, sobre todo si el anfitrión y su partido le han tendido previamente una alfombra cargada de epítetos y le han tachado de ruin, miserable, payaso y chulo. Sánchez ha dicho tras salir del encuentro que es Rajoy el primero que debe intentar gobierno, que su partido votará no a la investidura y que convocar nuevas elecciones tiene que ser la última opción. Y para evitarlo, caso de que Rajoy no consiga la presidencia, dice que “explorará todas las opciones” para que haya un gobierno de cambio, de progreso y de diálogo en España, “sin marcar líneas rojas sino tendiendo puentes”. Las cartas ya están boca arriba. Ahora toca la política.
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