A la vista del escenario político surgido de las urnas del 20D y ante la fase de entropía en la que parece haber entrado el sistema, parecería que los más sensato sería volver a votar. Lo que no equivale a "repetir las elecciones". Nada de eso. Conocido el resultado de los últimos comicios y detectado en él mismo más de un desahogo, cabe pensar que los ciudadanos aquilatarán mucho más su voto.
Pedro Sánchez ha estado en Lisboa hablando con Antonio Costa que es primer ministro socialista de Portugal merced al apoyo del Bloco de Esquerda y del Partido Comunista, enemigo histórico del PS portugués. Ha sido una puesta en escena al tiempo que un aviso a navegantes. Sánchez dice soñar con un Gobierno progresista pero sabe que es un sueño imposible. Cabe pensar que lo que pretende es una fórmula para ganar tiempo. Su objetivo sería llegar a una nueva convocatoria electoral siendo secretario general. Eso reduciría mucho el margen a cualquier eventual aspirante a reemplazarle como secretario y como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno. Por diferentes motivos no todos quieren elecciones. En Ciudadanos, porque temen que la idea del voto útil lleve a muchos de sus electores a volver los ojos hacia el PP. En Podemos son refractarios a repetir los comicios porque el " viejo topo" acaba de subir a la superficie y está descubriendo las subvenciones y las carteras de diputados y no tienen prisa para arriesgarlo todo a doble o nada. Nadie puede asegurar que si hay nuevas elecciones Podemos se comería al PSOE. Llegado el caso, si el PSOE fuera capaz de aplazar los ajustes internos de cuentas, no insistiera en recordar lo que todos sabemos que ha hecho Rajoy y se centrara en convencer al personal de que no es razonable apostar por quienes patrocinan un referéndum para acabar con la unidad de España, quizá podría recuperar algunas decenas de diputados. Visto que más de la mitad de los votantes han conocido lo que hizo el PSOE en los años ochenta del siglo XX, no debería ser difícil convencer al personal de que puestos a escoger, es mejor morir en el Metro de Nueva York que en cualquier esquina de Caracas. Todo se resume en que Pedro se decida a perder el miedo al lobo.
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