Presidente al precio que sea

`Basta ya de juegos florales con quienes no tienen más luz que descoser el marco de conviviencia que ha permitido el progreso de España`

Jose Fernández
01:00 • 17 ene. 2016

En su sorprendente cabalgata hacia el precipicio, el todavía secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, va repartiendo guiños y compadreos al tutifruti radical con el que aspira a destilar un alambicado brebaje de progreso que no sólo va a perforar su estómago político, sino que puede hacer un agujero en el casco de esta vieja nave que la mayoría seguimos llamando España. Y ahí que sigue el hombre (presidente o nada) empeñándose en no escuchar a la gente más juiciosa de su partido y buscando como sea el modo de subir la cabra a lo alto de la pesa del taburete. Y así, el mismo que se proclamó candidato a la presidencia del Gobierno arropándose en una bandera de España del tamaño de una pista de pádel, no ha dudado en ceder escaños en el Senado a los independentistas para que su mensaje de odio a España y a los españoles tenga no sólo mejor escenario, sino también más recursos. Pero es que además se ha permitido el gesto de afear al Rey la “descortesía” de no recibir en Zarzuela a la presidenta del Parlamento de Cataluña, que quería ir a decirle no sé qué cosas después de retirar la bandera, los cuadros y las efigies del Jefe del Estado y después de obviarle groseramente en la toma de juramento del nuevo (más de lo mismo) presidente de ese gobierno insurrecto. Puede que el señor Sánchez crea que el Rey de España debe actuar como el marido coronado que pregunta mansamente a su mujer de dónde es y dónde se enamoró del gachó que la pone mirando a Cuenca mientras él va agachándose para poder pasar por las puertas de casa. Pero creo que somos muchos más los que pensamos que ya está bien de cortesías y de juegos florales con quienes no tienen más luz y más norte que descoser el marco de convivencia que ha permitido el período más estable y de más progreso para España de los dos últimos siglos. Bien haría el PSOE haciéndole entender esto al precipitado señor Sánchez, e instándole a promover y a participar en políticas que supongan más opciones de estabilidad y freno al desbarre, antes que propiciar experimentos de incierto recorrido. 







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