Corren malos tiempos para muchos oficios y profesiones. La del periodismo no lo es menos, con más de once mil empleos perdidos en nuestro país desde la llegada de la regresión económica, en dos mil ocho, y con un desprestigio social que duele en el alma. Son muchos los compañeros y colegas que no han podido encontrar alternativa para ejercer tan noble oficio, tras haber sufrido y padecer aún los innumerables despidos –en la mayoría de los casos improcedentes y arbitrarios – ejecutados por sociedades y empresas. Corren malos tiempos para una profesión que depende de un sector que no ha sabido ensamblar sus medios de producción con las ventajas que proporcionan las novísimas tecnologías y por lo tanto no han sabido adaptar sus productos a una nueva realidad. Corren malos tiempos para el periodismo porque, entre otras muchas razones, los gestores actuales de los medios no saben valorar que por encima de cualquier transformación la razón de ser del periodismo sigue siendo la de contar historias, buenas historias.
Aciago panorama Y precisamente en este aciago panorama de una profesión, insolidaria en muchas ocasiones, y cainita por costumbre, he encontrado una historia que tiene más que ver con la esencia humana de la solidaridad –rara avis en esta jungla- que con el llamado compañerismo de quienes comparten un mismo medio o idéntica actividad. Semanas atrás, un viejo y trotamundo lobo de la profesión, con más embestidas sorteadas que Curro Romero, fue objeto de la inesperada y desagradable visita de unos amigos de lo ajeno que sin previo permiso le arrebataron de su casa nazarí sus herramientas de trabajo: dos ordenadores que constituyen sus manos y sus pies para sobrevivir de corresponsal de provincias en esta frondosa selva mediática. Conocido el hecho, no ha sido el entorno más cercano el que se ha molestado en reparar el daño y ayudar al colega. Han sido los lejanos compañeros de la capital hispalense quienes han sabido reponer los instrumentos de trabajo en un sincero gesto de solidaridad, periodística en este caso.
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