No me gusta citarme a mí mismo pero alguna vez tengo que hacerlo por coherencia. El 15 de octubre pasado publiqué aquí una nota con este título: Los errores que ha cometido Podemos. Citaba allí la frase de Pablo Iglesias, perífrasis de la de Marx: El cielo no se toma por consenso. Se toma por asalto. Con ello quería referirme al desprecio asociativo que mostraba el de la coleta con los otros partidos de izquierda. Ninguneaban a Izquierda Unida y más todavía al PSOE, al que se proponían eliminar como representante de la izquierda española moderada.
¡Qué error, qué inmenso error! Han pasado varios meses inútiles. Ahora reconocen que para la toma del poder y para escalar la vicepresidencia del Gobierno necesitan vehicular un pacto con los socialistas. Todos los partidos tienen contradicciones organizativas. Rajoy decía al principio de la campaña electoral que el PP se presentaba para gobernar, no para formar tripartitos. Ahora afirma lo contrario: Lo más sensato es coaligarse con el PSOE y Ciudadanos. Entre los socialistas ocurre algo semejante: Huyeron de toda clase de populismos , sin embargo ahora el sector más joven no vería mal pactar con Podemos. Claro que los más cambiantes siguen siendo los de Pablo Iglesias. Una agrupación política fundada por profesores universitarios está siempre amenazada de “tiquismikis” teóricos y de frecuentes cambios de estrategia.
Pero para quienes vemos el problema desde fuera, aquí se ha perdido un tiempo precioso para unir la izquierda de una puñetera vez y no dar ocasión a que la derecha vomite todos sus antiguos prejuicios sobre el comunismo, la revolución bolivariana, la huida de los mercados y la ruina galopante que hundiría a España si Rajoy dejara de seguir gobernándonos. Recuerden que Aznar tumbó a Felipe González con el martilleo mediático de la corrupción socialista. ¿Qué tendríamos que decir ahora nosotros acerca de la corrupción casi geológica que azota al partido conservador? Ya no son cosas del pasado. No digan que los corruptos están todos fuera del partido. No cesan de aparecer tramas podridas hasta en las mismas cúpulas de la organización. Partidos de izquierda ¿cuándo será posible que dejéis a un lado vuestros tactismos inútiles que no sirven más que para perder el tiempo?
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