Corrupción por un tubo

Pues no sé a qué carta quedarme. Si creer a la Cospedal, a Floriano y a Rafael Hernando que hablan y no paran de que el PP es inflexible en cuestiones de corrupción o atenerme a los numerosos casos que ocupan los medios. Esta misma semana hemos conocido el auto de un juez que pregunta por la persona que dio la orden de romper los ordenadores de Bárcenas; estalló también el caso de Acuamed (aguas pútridas a lo que parece) y para terminar la faena asistimos a la macrorredada de la Guardia Civil en el Ayuntamiento de Valencia. 
Estamos hablando de 24 detenidos, 30 registros domiciliarios, 250 cuentas bloqueadas y un sin fin de comisiones, mordidas y pufos varios. Pelín gracioso el señor Rus, alcalde de Xátiva, presidente del PP en Valencia y presidente de la Diputación. Dijo con su habitual cinismo que había prometido llevar la playa a su pueblo y los ciudadanos, qué tontos, se lo creyeron. Además hemos tenido el gusto de conocer algunas personas honestas que vieron arruinada su vida por negarse a firmar negocios ilegales. Se habla así mismo de funcionarios represaliados por haber denunciado la corrupción, tales como Ana Garrido, la reveladora de la trama Gúrtel o la señora Peralta, exdirectora de Acuamed, expulsada por no dejarse corromper. El PSOE ha pedido una comisión de investigación en el Congreso, qué menos. Quizá lo más grave no sean estos casos, unos más entre una lista interminable, sino ver al PP dispuesto a gobernar este país de nuevo como si nada hubiera sucedido. Por ahí fuera,  lo más mínimo que atenta contra la moral ciudadana (un pequeño plagio, un billete de autobús pagado con dinero público) es motivo de dimisión. Aquí se necesita un glaciar político para que se vayan a casa. Me pregunto muchas veces cuál es el origen de tanta corrupción. Dicen que no tiene ideología y que nace de la ferocidad de la naturaleza humana. Pero yo creo más en la educación y esta gente ha sido modelada en los mejores colegios. Fue informada por lo menos algún tiempo por la doctrina cristiana. Cómo desean tanto el dinero. En realidad no tienen más Dios que su vientre. Por eso son capaces de ir a una guerra civil en cuanto les tocan el bolsillo.