La Unión Europea implementó a partir de 2007 el concepto KBBE en el sector de la alimentación, agricultura, pesca y biotecnología impulsando la integración de grandes empresas y PYMES con los organismos públicos de investigación, empresas de base tecnológica y universidades, para llevar a cabo investigación y desarrollos orientados al mercado, siguiendo las directrices y los planes de financiación del séptimo programa marco europeo, que destinó en torno a cinco mil millones de euros a estos propósitos.
Como resultado surgen líneas de trabajo innovadoras en sectores multidisciplinares como la agricultura, la gestión de las cadenas alimentarias, la química, medioambiente, informática, biotecnología etc., que abordan la generación de negocio en áreas como la biotecnología marina, la biotecnología medioambiental y la gestión de la biomasa agrícola y forestal bajo el concepto de biorefinería.
Economía circular
Paralelamente, en el periodo de 2012 a 2016 un gran número de países de la UE, entre los que se encuentra España, publican sus respectivas agendas estratégicas de Bioeconomía, siguiendo el modelo publicado por la Comisión Europea “Innovating for Sustainable Growth. A Bioeconomy for Europe”, que lleva al concepto de Economía Circular, donde se minimizan los residuos de todos los procesos productivos, convirtiéndolos en subproductos de valor añadido, en un amplio sentido.
Teniendo en cuenta que los efectos del cambio climático ponen en riesgo cualquier modelo agrícola, la estrategia española de bioeconomía, publicada en 2016, planifica, entre otros aspectos, un nuevo sistema económico basado en la producción sostenible de alimentos y en la transformación de recursos biológicos procedentes de la agroalimentación y las actividades forestales, para su aprovechamiento como bioproductos o bio-energía. Entre sus objetivos están reducir la dependencia de recursos y combustibles fósiles y la huella de carbono de estos sectores, minimizando las emisiones de gases efecto invernadero, con un enfoque de “producir más con menos”; establecer el conocimiento como pilar básicos del modelo productivo y la creación de puestos de trabajo.
Almería cuenta con un modelo de producción agrícola que la sitúa en una posición de privilegio en el marco de la economía circular y la bioeconomía. Dicho modelo ha sido presentado por el Centro de Investigación en Agrosistemas Intensivos Mediterráneos y Biotecnología Agroalimentaria de la Universidad de Almería (CIAIMBITAL) en la pasada cumbre de Bioeconomía en Berlin, así como en numerosos foros internacionales con el fin de atraer iniciativas relativas a biorefinerias que atraigan inversores y potencien la modernización de nuestra agricultura, incorporando alta tecnología al aprovechamiento de la biomasa que resulta de los desechos de las plantas en cada campaña agrícola.
El concepto de biorefinería para el aprovechamiento de la biomasa y los productos de destrío supone sin duda una oportunidad de negocio nueva para nuestro sector. Recientemente Andalucía, con la colaboración del Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación (ceiA3) del que forma parte la Universidad de Almería, ha conseguido ser designada como Región Modelo para la implementación de la Bioeconomía por la Comisión Europea. Dentro de este proyecto, la horticultura andaluza está considerada como un sector estratégico.
Biomasa
Cada año, la cantidad de biomasa y producto de destrío que se genera en la provincia está en torno a los dos millones de toneladas. Actualmente las iniciativas existentes para el aprovechamiento de esta biomasa se centran en usos para generar energía, fabricación de compost o para alimentación animal. El concepto de Biorefinería busca un aprovechamiento más exhaustivo, aprovechando los compuestos que forman parte de la biomasa, algunos de gran valor para la industria farmacéutica, cosmética, textil o química.
A modo de ejemplo, los prácticamente dos millones de toneladas anuales de biomasa que se producen contienen, además de agua, en torno al 40 % de carbohidratos, del 20 % de proteína, el 10 % de lípidos, otro 15 % más de ligninas y el resto de otros compuestos como alcaloides, pigmentos, compuestos antioxidantes etc. El valor estimado del aprovechamiento de estos supera los treinta millones de euros anuales, ya que estos compuestos pueden ser extraídos y sometidos a procesos biotecnológicos para ser aprovechados en diferentes campos industriales, a modo de los llamados “building Blocks”, o moléculas-base que sirven como productos iniciales para dar lugar a otros compuestos de utilidad, como bio-plásticos, fibras o pigmentos para la industria textil, aditivos alimentarios o productos farmacéuticos.
Actualmente la Universidad de Almería, a través del CIAIMBITAL y con la colaboración del ceiA3, participan en proyectos competitivos con empresas de Almería y europeas para avanzar en estos campos.
Contamos con grupos de investigación muy competitivos, conectados con las necesidades de las empresas del entorno y capaces de dar respuesta a los retos de I+D+i que plantea la modernización necesaria del modelo productivo agrícola. Hasta ahora la investigación y los consiguientes desarrollos han conseguido importantes avances en la optimización del uso de insumos y recursos naturales, sobre todo en lo relativo a fertilizantes, climatización, energía y agua.
También se han conseguido importantes logros en la gestión comercial de los productos y el posicionamiento de la producción en los mercados internacionales donde se ha logrado transmitir confianza al consumidor internacional. Esta confianza se ha sustentado en los resultados de investigación relativos a seguridad alimentaria, siendo líderes mundiales en laboratorios de control de residuos de plaguicidas en alimentos.
Todo esto ha configurado un modelo productivo eficiente, que cuenta con criterios de sostenibilidad pero aún con un largo camino por recorrer. En dicho camino está precisamente la incorporación de la gestión de la biomasa como forma de cerrar el círculo de la producción, así como de la incorporación de la informática a las etapas de producción y comercialización. Estos retos suponen oportunidades de desarrollo, de crecimiento sostenible y de la creación de puestos de trabajo para las generaciones venideras que no debemos dejar pasar, colaborando científicos, empresarios, emprendedores, y administración en esta importante tarea.
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