Elisa Vargas lleva años trabajando en el centro de Grupo Agroponiente en Campohermoso (Níjar) y es, lógicamente, la primera vez que vive una situación parecida a ésta que ha acontecido debido a la pandemia del COVID-19. Sin embargo, la palabra que más repite, en el análisis de la realidad que está experimentando, es “normalidad”, no porque la situación sea normal, sino por el grado de compromiso de agricultores y profesionales de la empresa para mantener los diferentes procesos de su trabajo.
El trabajo de Elisa Vargas le lleva a mantener un contacto directo y permanente con los agricultores y también con el personal, tanto de subasta como de almacén. Ahora las relaciones han cambiado, con más distancias y con mucha mayor prevención y un trabajo un específico de desinfección constante de todos los espacios y procesos. Asegura que “cada uno sigue centrado en lo suyo, como ha sido siempre, aunque ahora con medidas especiales”.
Otra de las palabras que destaca Vargas es la del miedo o, mejor dicho, la ausencia de miedo. “Desde el punto de vista del almacén y de la subasta, no se nota miedo, aunque sí hayan cambiando algunas cosas. Se está trabajando con mucho respeto, pero no con miedo. El funcionamiento es normal. Al menos es lo que yo percibo desde mi puesto de trabajo. Es evidente que ahora atendemos más por teléfono y los agricultores nos están llamando más por teléfono o enviando emails en lugar de venir. Ellos saben muy bien que no tienen que entrar al almacén y vienen protegidos con mascarilla y guantes”, afirma.
En el centro de Níjar, Elisa y el resto del equipo están ya preparando la campaña de Primavera, lo que hace que “estemos en un momento en el que la producción, cada año, cambia de formas y de productos. No hemos notado nada diferente en cuanto a la entrada de género con respecto a otros años y subraya que “el agricultor está trayendo su producto como siempre, sin ningún tipo de restricción, aunque cumpliendo otros protocolos que conllevan más precaución. Ellos están centrados en lo suyo, que es muy importante. A mí no me han planteado ninguna inquietud, ni dudas ni temores: están en su trabajo, sacrificándose como siempre y siendo los primeros que están al pie del cañón sacando producto”.
Elisa Vargas analiza, igualmente, las medidas adoptadas por la empresa, “que llegaron enseguida, antes incluso de que se decretase la alarma. Se han adoptado muchas precauciones, se ha reforzado la limpieza y se nos ha dado mucha información. También se nos ha ido dotando de material progresivamente. Se ha notado el esfuerzo de la empresa por proveernos de material, puesto que se sabía que había muchas dificultades para conseguirlo y aquí el material ha ido llegando progresivamente para que los trabajadores nos sintamos protegidos. Y luego está la limpieza. En un centro de logística agroalimentaria siempre hay limpieza, pero ahora se han adoptado otras medidas mucho más estrictas, con continua desinfección y limpieza, especialmente con legía, con varios turnos incluso en las oficinas.
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