Desde hace ya tres años los agricultores almerienses lanzan avisos sobre la difícil situación que vive la producción y comercialización del tomate. Año tras año ha descendido la superficie y el volumen de producto recolectado en la provincia. Y la Comisión Europea ha venido a darles la razón.
El último informe de las perspectivas a corto plazo en los mercados agrícolas para este año 2020 apunta a una reducción de la producción del 2 por ciento, una caída de la exportación del 7 por ciento y, por contra, un aumento de la importación desde países terceros del 3 por ciento.
Según los análisis que se hacen desde Bruselas, ese descenso tiene un marcado carácter almeriense ya que la reducción en la producción responde sobre todo al hecho de que los productores de tomate en invernadero están abandonando paulatinamente este cultivo para redirigir sus producciones a otros productos hortícolas que ofrecen mayor rentabilidad.
El consumo
Para mantener presencia en los mercados los productores, según recoge la CE en su informe. se están decantando hacia tomates de menor tamaño y con precios medios más elevados que los tradicionales redondos o larga vida que retroceden ante las importaciones desde fuera de la Unión Europea.
Durante los meses de la pandemia a causa del coronavirus Bruselas detecta un descenso de las exportaciones de que cifra en torno a un 20 por ciento, sobre todo por los problemas logísticos, los mayores costes del transporte al no disponer de cargas de retorno, y también por la paralización del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), que ha reducido el listado de clientes.
Competencia
El tomate almeriense se ve obligado a afrontar una competencia cada vez más feroz en los mercados; la primera de ellas es incluso europea ya que Polonia, tradicional comprador, se ha reforzado como productor impulsando la inversión en invernaderos que inician su producción en marzo.
Pero son sobre todo los tomates que llegan desde Marruecos y Turquía los que compiten con los almerienses. Marruecos acapara casi el 70% de los tomates llegados desde el exterior de la UE, mientras Turquía está creciendo aceleradamente y ya supone un 17% del total y con tendencia al crecimiento.
La Federación Española de Exportadores (FEPEX) ha lanzado una advertencia; los requisitos para los productores almerienses son cada vez más exigentes (en lo sanitario, social, laboral y medioambiental, mientras que esas normas no rigen para marroquíes o turcos, no obligados a cumplir esas normas y por tanto con menores costes.
El futuro puede ser duro porque, entre otros asuntos, Marruecos ha anunciado un nuevo plan agrario, el ‘Generation Green 2020-2030’, con el que pretende duplicar sus exportaciones hortofrutícolas en los diez próximos años, dentro de la estrategia conocida como Marruecos Verde, un plan diseñado para dar paso a la nueva ‘clase media agrícola’ que impulsa Rabat.
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