Medio mes, sólo quince días más para que entre el vigor el ya archifamoso brexit que supone la salida efectiva del Reino Unido del seno de la Unión Europea, y los negociadores de una y otra parte no acaban de definir si finalmente será un brexit duro o si será blando, es decir con acuerdos ‘amistosos’.
Esa incertidumbre lleva a mal traer a las empresas del sector hortofrutícola almeriense que, desde que hace tres años los británicos aprobaran en referéndum salir de la UE, han vivido sin embargo una buena época en lo que respecta a las exportaciones a aquel país porque, lejos de resentirse por tal decisión, han mantenido un ritmo de crecimiento constante de las ventas.
Tan buen balance se presenta en estos últimos años que los datos indican que las exportaciones al Reino Unido se han incrementado hasta convertirse en el tercer destino de las hortalizas almerienses, superando a un clásico en ese ránking como es Holanda. Sólo en la última campaña, el importe de las ventas a los británicos han experimentado una mejora en los precios cifrada en un 18,5 por ciento, según recoge el Informe de la Campaña 2019/2020 del Servicio de Estudios Agroalimentarios de Cajamar.
Sin
acuerdo
Las noticias que llegan desde
Bruselas no dan pie al optimismo precisamente. Por ahora no hay acuerdo y los
negociadores comunitarios y los británicos intentaban avanzar ante la premura,
porque el tiempo se echa encima. Si hace unas semanas parecía claro que se
llegaría a un acuerdo, ahora las dudas se multiplican.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, dice que hay pocas probabilidades de un acuerdo para una salida amistosa, mientras el primer ministro británico, Boris Johnson, consideró muy probable el fracaso de las negociaciones.
Para la Asociación Española de Exportadores de Frutas y Hortalizas, FEPEX, de la que forma parte la asociación almeriense Coexphal, alerta sobre el riesgo de una ruptura sin acuerdo porque supondría la imposición de aranceles y sumaría la imposición de controles y trámites burocráticos que dificultarían el acceso al mercado británico.
Los británicos han entrado en pánico ante posibles problemas de abastecimiento y ayer mismo había colas de camiones dehasta seis horas en el Paso de Calais para miles de camiones.
El miedo del tomate
Mientras
Bruselas y Londres mantienen un tono bajo en las negociaciones, proliferan en
Almería las jornadas y reuniones para intentar buscar las fórmulas que permitan
mantener activo el negocio en las islas británicas.
FEPEX advertía ayer que de no haber acuerdo se impondrían
los temidos aranceles que, en el caso del tomate, sufriría un gravamen que se
calcula entre el 8 y el 14 por ciento.
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