Una semana después de que se iniciaran los bloqueos de las carreteras francesas por parte de los agricultores del país vecino no parece que se estén produciendo avances para poner fin a un conflicto que afecta sobre todo a España y particularmente a Almería, que utiliza de forma casi exclusiva los camiones para sus exportaciones a Europa, y tienen que pasar ineludiblemente territorio francés.
En esta crisis con fondo agrícola Francia está desoyendo de forma sistemática todas las peticiones de España, las recomendaciones de Bruselas para que se respeten los derechos de libre circulación de mercancías y las quejas de los productores, que ven cómo sus productos no pueden llegar a muchos de sus mercados.
Lo nuevo
Pero es que ya no se trata sólo de la escasa respuestas de las autoridades galas a un conflicto que no tiene visos de resolverse pronto; es que además altos representantes políticos del país han echado un poco más de leña al fuego con acusaciones como mínimo sospechosas de buscar justificar la violencia en las acciones de sus propios agricultores.
Entre los que han tomado la palabra para enturbiar un ambiente ya altamente tóxico ha destacado el primer ministro, Gabriel Attal, que se atrevió a calificar la producción española y en especial la almeriense, la más activa en esta campaña de invierno, como “competencia desleal” porque, a su juicio no cumplen con los mismos requisitos que los productores franceses.
A Attal se sumaba ayer jueves la que fuera ministra de Agricultura y luego candidata a la presidencia de la República Francesa Ségoléne Royal, que se ha permitido poner en cuestión la idoneidad de la producción ecológica en los cultivos españoles y en los invernaderos, colando en su incendiario discurso acusaciones como el de ser “falsos ecológicos” o el de poder considerados como “una estafa” a los consumidores al no cumplir los mismos estándares de calidad ni las mismas condiciones que las frutas y hortalizas ecológicas que se cultivan en el territorio francés.
Irritación
Para el campo almeriense este tipo de conductas por parte de altos representantes políticos franceses son “intolerables” porque todos los países de la Unión Europea han de cumplir las mismas normas a la hora de producir o de comercializar y, también, porque pueden generar un clima de desconfianza hacia los productos almerienses “totalmente injustificada”.
El trasfondo que se atisba por parte de las empresas hortofrutícolas es que, con este tipo de manifestaciones, los representantes galos tratan de justificar las acciones, por otra parte ilegales e injustificadas, de sus propios agricultores, un ‘populismo interesado’, como afirmaba el presidente de Cooperativas Agroalimentarias, que se trata de un populismo injustificado, pero que puede suponer un daño importante al prestigio de los productos españoles o almerienses, o de otras zonas agrarias del país.
Ecovalia,, la asociación de productores ecológicos, ya ha anunciado ya ha anunciado la presentación de una denuncia ante la Fiscalía y ante la UE contra Ségoléne Royal por considerar que sus declaraciones “puede arruinar a nuestro sector”.
Como en los viejos tiempos
Lo que está ocurriendo estos días en Francia nos retrotrae a tiempos pasados, cuando comenzamos a llegar con nuestras hortalizas a los mercados europeos y eso irritaba a los productores franceses.
Sin embargo los tiempos han cambiado, España y Francia ya son socios comunitarios, se rigen por las mismas normas y han de cumplir con las mismas exigencias y, en consecuencia, es absurdo poner el foco en una forma de producir consensuada y aprobada por Europa.
Esa realidad concede un punto más de incomprensión hacia los ataques que varios líderes políticos han protagonizado en los últimos días hacia los productos almerienses en un afán por justificar las acciones de sus agricultores y de evitar tomar medidas tan justas como que el libre tránsito de mercancías se ha de cumplir por ley.
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