Más de 260 menores esperan en la provincia un hogar de acogida

La Junta presenta la campaña `Siempre en familia` para fomentar el tutelaje de estos niños

Carmen y Carlos con uno de los dos bebés que tienen actualmente en acogida.
Carmen y Carlos con uno de los dos bebés que tienen actualmente en acogida.
Rosa Ortiz
23:42 • 30 mar. 2017

“Sentir tristeza por la separación es como ver a un niño ahogándose en una piscina y no tirarse al agua por temor a mojarse un poco”. Carlos define con esta frase uno de los principales miedos de las familias que se plantean el acogimiento de un menor: el momento de separarse del niño cuando es adoptado o cuando, resueltas las circunstancias que le han llevado hasta allí, el crío retorna con su familia de origen. A su lado, Carmen, su mujer, asiente. “Claro que es duro, una despedida siempre lo es, es algo desgarrador pero, al mismo tiempo, uno se siente muy satisfecho porque ese niño o esa  niña se va a una medida mejor”. 




Siempre prima lo positivo sobre lo negativo, señala esta pareja que, hace año y medio, dio el paso a convertirse en familia de acogida. A lo largo de este tiempo, han tenido en casa tres bebés de menos de un año. Primero fue un niño. Ahora, compaginan dos acogimientos al mismo tiempo. Uno de los pequeños les acompaña hoy. Es un niño precioso, regordete, que juega con Carlos mientras Carmen le sostiene en brazos. 




El matrimonio forma parte de las llamadas familias de urgencia, aquellas que cuidan no más de seis meses a los bebés recién llegados al sistema de protección de menores de la Junta. En su caso, conocieron el programa de acogimiento por el trabajo de Carmen. “Viví la retirada de un menor y aquella carita se me quedó grabada. Me enteré de las circunstancias a las que pasaba ese niño y a partir de ahí empezamos a pensar cómo podíamos ayudar en ese sentido”, relata. 




Su testimonio sirvió ayer para ponerle rostro y voz a las doscientas familias que, en Almería, han abierto su hogar a niñas y niños que, por distintas circunstancias, se han visto obligados a dejar su entorno familiar. Con ser una cifra abultada, no es suficiente: en la provincia, hay actualmente 265 menores en centros de protección. De ellos, solo 65 tienen menos de diez años. Otros 257 menores se encuentran en alguna de las diferentes modalidades de acogimiento familiar: el temporal o de urgencia -que es el caso de Carmen y Carlos-, el acogimiento permanente o la guarda con fines de adopción definitiva. 




La consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales ha puesto en marcha la campaña “Siempre en familia: acoger, adoptar, ayudar”, con la que quiere concienciar de lo importante que es ofrecer un hogar “temporal o permanente” a menores tutelados por la Junta por abandono o malos tratos. 




Precisamente, su integración familiar es uno de los objetivos prioritarios del segundo Plan de Infancia y Adolescencia de Andalucía 2016-2020 que el Gobierno andaluz aprobó el año pasado. “Tratamos de mejorar la calidad de vida de estos críos que, por distintos motivos, se han visto obligados a dejar su entorno familiar. Una familia es el mejor contexto para que un niño encuentre protección, afecto y la estimulación que necesita para su desarrollo”, señaló el delegado territorial de Igualdad, José María Martín, en la presentación de esta campaña que se difundirá en televisión, radio y redes sociales. A través de todos los perfiles del Gobierno andaluz -especialmente aquellos de la consejería- se pretenden generar hasta dos millones de impactos a través del hashtag #Siempreenfamilia. 




Medida protectora




“El acogimiento familiar es una medida protectora muy oportuna y seguro que hay familias que pueden hacer un hueco a un niño que ahora lo necesita y que les están esperado”, apuntó Mari Carmen González, responsable del Programa de Acogimiento Familiar de Cruz Roja. En la actualidad, la organización tiene otros 133 menores en acogimiento familiar que no son los mismos que tiene tutelados el Servicio de Protección de Menores de la Junta. 


González contó ayer que hay especial dificultad para encontrarle hueco a grupos de hermanos y para acogimientos permanentes y especializados. “Es importante que cada familia sepa que cada uno solicita el tipo de acogimiento que quiere, no somos nosotros quienes lo imponemos”, explicó.


Las familia que forman parte de la red de acogimiento familiar no están solas. Cuentan con un importante apoyo institucional, que va desde ayudas para la manutención y cuidado de los menores, a apoyo psicológico. “Nos hacen sentir que formamos parte de un grupo dedicado al bienestar de estos niños”. 



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