En la UAL, un griterío generalizado se extendía ayer a las 10.30 por el Aulario I, donde se examinaban cientos de estudiantes. Los chicos salían de forma apresurada del edificio tras el primer examen, el de Lengua Castellana. Un texto de Pío Baroja correspondiente a ‘El árbol de la Ciencia’ y otro periodístico, en este caso un artículo de Miguel Ángel Llamas publicado en ‘Info Libre’ en marzo de este año, han sido las opciones elegidas por los examinadores de la Universidad de Cádiz, encargada este año de elaborar el ejercicio que se realiza en las universidades públicas andaluzas.
“He empezado el examen muy nervioso, pero luego me he tranquilizado porque me ha tocado lo que me había estudiado con más interés”, decía Alejandro, un estudiante de 18 años que quiere cursar Administración de Empresas el curso que viene. A su lado, Eloy, de 17 años, contaba que apenas había podido dormir “nada” en toda la noche: “Llevo como ochenta mil cafés. He estado estudiando hasta las 3 y me he levantado a las 7. He hecho lo que he podido”.
Precisamente eso, darse un “atracón” de temas la noche antes es lo que desaconsejan educadores y psicólogos. Para evitar la ansiedad que genera una prueba como esta hay que “pararse y respirar” y “relativizar” las cosas, dice Isabel Fernández Medina, psicóloga clínica y directora del centro Cepsial. “Es cierto que la exigencia en cuanto a recursos de aprendizaje es mucho mayor que en un examen normal, pero hay que evitar autoboicotearse y magnificar la situación, porque al final creamos algo que no es real”, sostiene.
Sin reválida
Y es que la hora del gran examen, aquel que provoca desvelos, angustia y nervios a partes iguales -y este año también una dosis extra de incertidumbre- ha llegado. Casi 3.000 alumnos comenzaron ayer las pruebas de acceso a la Universidad, una selectividad que este año ha cambiado de nombre -ahora se llama EvAU- tras anunciar el año pasado el Ministerio de Educación cambios de calado.
Aunque se señaló que para sacar el título haría falta la famosa reválida (que se ha quedado en agua de borrajas) o que se haría con preguntas tipo test, el examen se parece bastante al que llevan haciendo en España los aspirantes a universitarios desde hace más de 40 años. Lo inédito en esta edición es que los estudiantes han ido conociendo esos cambios a lo largo del curso, un desasosiego que muchos decían acusar ayer lunes, en la primera jornada de pruebas.
“Se ha hablado mucho y, al final, se ha quedado igual que estaba. Hemos tenido épocas del curso en las que ni el profesorado sabíamos muy bien qué iba a pasar. Ha habido mucha inquietud pero se ha resuelto de la mejor forma posible y los alumnos siguen teniendo las mismas opciones que antes”, cuenta José Luis Torrecillas, coordinador del IES Sol de Portocarrero. 78 alumnos de este centro estaban ayer entre el millar que, hasta el miércoles, hará los exámenes en la Universidad de Almería. El resto se reparte, como en años anteriores, en las sedes de Aguadulce, El Ejido, Huércal Overa, Albox y Adra.
Cambios mínimos
Las modificaciones, dice Manuel Gámez, director de Secretariado de Acceso y Enseñanzas Medias de la UAL, han sido “mínimas”. Lo más destacado es que Historia de la Filosofía se ha “caído” de las asignaturas troncales, aunque sí entrará en la prueba específica. Por otra parte, la doble corrección de antes se queda ahora en una revisión que puede subir o bajar la nota. “Hasta el año pasado, había alumnos que reclamaban a ver qué pasaba. Ahora saben que esa revisión les puede bajar la nota, están advertidos”, explica. De los 2.991 estudiantes procedentes de Bachillerato y ciclos formativos, 204 se presentan a las pruebas solo para mejorar nota.
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