¿En qué países se vive con más pasión el boxeo?
Dentro de Europa en Alemania. La gente va vestida de gala. Los pabellones son de quince mil espectadores y lo emiten en abierto en la televisión. En Japón también hay mucha afición. Y por supuesto en Estados Unidos, en Las Vegas, donde yo he arbitrado, al igual que en el Madison Square Garden de Nueva York.
Aquí había una gran afición antes...
Si hablas con la gente mayor te dirán que hace cuarenta años no existía el fútbol. Todos los sábados había veladas. Iba mucho al boxeo y un día le dije a un amigo que yo estaría en el ring y no se lo creyó. Pero en la vida he hecho lo que me he propuesto. Creo que cualquier persona, si pretende una cosa con ahínco lo consigue.
¿Es un deporte tan duro?
Es muy noble. Hay que estar físicamente muy bien preparados. Fuera se preparan, pero aquí en España no.
¿Mohamed Alí fue el más grande dentro y fuera del ring?
Sí. Era un boxeador que intimidaba al contricante, pero él sentía miedo también. En un combate con Joe Frazier le decía a este antes del combate que era muy feo y algunas cosas más, y Casius Clay (Alí) se tuvo que ir con la mandíbula partida al hospital. Hubo una revancha, con doce o trece asaltos. Clay le decía a su preparador que no podía salir, que estaba reventado. Finalmente salió, mientras que Frazier no lo hizo, pues igualmente se encontraba mal. Muchas veces los combates no los gana el boxeador sino el preparador.
¿Te has llevado algún puñetazo?
He arbitrado en todo el mundo y el único golpe que me he llevado fue en un frontón de Gádor. Fue en peso mosca y no lo sentí mucho. La culpa en estos casos siempre es del árbitro.
¿Se puede vivir del arbitraje en boxeo?
En América sí. Yo podría vivir. He estado en tres de cuatro organizaciones internacionales de árbitros. Todos los meses salen un par de combates, pero tenía una empresa de construcciones metálicas aquí en Almería que no podía descuidar.
¿Tuviste trato con Poli Díaz, el ‘Potro de Vallecas’?
Sí, le arbitré una vez en el campeonato de España en Las Palmas. Vino y me djo: “señor Reyes, muchas gracias por darme vencedor”. Le dije: “hombre, yo no he sido, has ganado tú”. El chico tenía esa inocencia. Este es un deporte en que los púgiles son muy nobles.
¿Cuál ha sido el momento más bonito que has vivido en tu carrera?
(Busca una foto de su album y señala una de ellas). Aquí, cuando tocan el himno nacional. Te emocionas cuando estás en el extranjero y lo escuchas.
¿Y el peor?
Una vez en Dinamarca, cuando uno de los boxeadores perdió por k.o. y se lo llevaron al hospital. Pero esto no es lo habitual.
¿Cuál ha sido el combate del siglo?
El de Pacquiao y Mayweather por el dinero que se movió. Ha habido muchos realmente. Algunos combates en Europa me los mandan en vídeo para que los revise.
¿Y cuál te hubiera gustado arbitrar?
El de Mike Tyson y Holyfield, cuando le mordió la oreja a éste.
¿Quiénes son los mejores púgiles que has visto?
Tyson, Óscar de la Hoya, Félix Trinidad, Miguel Coto, Carlos Durán, al que llamaban ‘mano de piedra’, Valuev, el más alto del mundo, con dos metros catorce de estatura, que fue cinco veces campeón del mundo...
¿Estás teniendo la vida que quisiste?
Si fuera un confesionario diría que mejor que la que quería tener. Vengo de un barrio, La Joya, que es el más pobre de Almería. Ya no vivo allí, claro. Ahora es muy peligroso. Mi padre era pescador. Y para situarme, he tenido una empresa con treinta personas trabajando y he estado en la élite mundial del boxeo.
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