“Me la han quitado de la forma más injusta y yo ahora no tengo madre”

Uno de los testimonios más sobrecogedores en relación al asesinato de Meri, asfixiada por Francisco S.B. según él mismo ha confesado y posteriormente quemada en un descampado, es el de Saray, la hija de la mujer de 38 asesinada en Almería. 

En una entrevista concedida al programa 'Vamos a Ver' de Telecinco, Saray narra cómo vivió las que, sin saberlo, eran las últimas horas de vida de su madre. "La última vez que hablé con ella fue en la madrugada del sábado al domingo y ya por la noche me dio una corazonada... Le hablé y le llegaban los mensajes, pero no me respondía. Sentía que algo había pasado. Al día siguiente me llamó mi abuela porque se presentó la Policía Nacional aquí", rememora la joven, de 20 años.

De hecho, hay horas que jamás se le olvidarán a Saray en esta cronología del crimen. "Los WhatsApp le llegaban pero ni los leía ni los respondía. Fue a la 1.54 de la madrugada del domingo al lunes cuando le escribí y ya no respondió", afirma la hija de la mujer asesinada. No sería hasta las 20 horas de la tarde del lunes cuando la Policía Nacional acudía a la familia para informar de lo sucedido.

"El mayor dolor"

"Nos enteramos de repente, no te la esperas en la vida... No es que tengas una enfermedad, es que te la han quitado. De la forma más injusta. El mayor dolor que se puede sentir, yo ahora no tengo madre... Y tampoco sé mucho, porque nos han dicho que está todo bajo secreto de sumario. Nos han dicho que muchas noticias son mentira. Lo de Tinder no es verdad... Ella lo conocía, pero no era amigo de mucho tiempo, porque sino lo conoceríamos", explica Saray.

De hecho, hay una persona que presenció el momento en el que Meri se fue con Francisco. Fue Sofía, la madre de la asesinada y abuela de Saray. "Él la recogió aquí. Mi abuela bajó con ella, que es la única persona que lo ha visto", cuenta la hija de la fallecida.

Eso sí, también aclara una cosa. Si bien en un primer momento se dijo que la asesinada era camarera en El Indio, su relación con el bar no era esa. Son su madre y su hermana las que regentan el bar de Los Molinos. "Ella no tiene nada que ver con el bar, mi madre pocas veces viene al bar. Mi abuela es la que está todos los días ahí. Es un bar de barrio, va todo el mundo y no suele venir gente de fuera. Muchos taxistas, muchos policías, gente de alrededor, trabajadores... Ahí no se han podido conocer en la vida, porque ella no va", explica la hija de la asesinada, que también afirma no saber si su madre tenía o no problemas con las drogas.

El problema del entierro

Durante la entrevista televisiva, Saray estaba acompañada por su prima, que puso sobre la mesa un problema que afronta ahora la familia. Mientras la Policía Nacional trabaja en la identificación de los restos mortales calcinados de Meri, su familia lucha por el futuro enterramiento de la víctima.

De familia marroquí, se busca emplazamiento en un camposanto musulmán para el cuerpo de la mujer asesinada. El problema es que en Almería no existe tal infraestructura a pesar de las reiteradas peticiones de las distintas comunidades musulmanas de la provincia de Almería.

Ante este problema, parece que la familia solo cuenta con dos opciones: llevar a la asesinada a Casablanca, en Marruecos, o luchar por una de las dos plazas existentes en el cementerio musulmán de Granada, donde el requisito pasa por estar empadronado durante al menos dos años en la ciudad de la Alhambra. 

"Nos están obligando a llevarla a Casablanca y no quiero que a mi madre se la lleven de aquí, porque yo cómo voy a ir a verla...", suplica Saray. "Ya que me la han arrebatado, que por lo menos pueda ir a verla cuando pase todo esto. Quiero a mi madre aquí, porque cuando la entierren va a ser un día muy duro y quiero a los míos aquí. ¿Cómo voy a estar sola allí? Se me viene el mundo encima. La quiero aquí, es mía", suplica Saray en la entrevista.