Condenado a diez años de cárcel por abusos a una niña de 13 años

La víctima era hija de una amiga a la que cuidaba, ya que ella estaba pasando por una depresión por la muerte de su marido

Imagen de la Audiencia Provincial de Almería.
Imagen de la Audiencia Provincial de Almería.
Europa Press
12:41 • 26 ene. 2018

La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a penas que suman diez años de prisión a un hombre de 38 años que abusó sexualmente de una niña de 13 años, hija de una amiga a la que cuidaba, ya que ella estaba pasando por una depresión debido al fallecimiento de su marido.




Según recoge la sentencia, “aprovechó” esta relación de amistad que mantenía con la progenitora y que esta le permitió acudir al su domicilio familiar para, cuando se quedaba a solas con la menor, cometer los abusos en “al menos diez ocasiones”.




El procesado, que en instrucción negó los hechos de los que se le acusaba, sí reconoció en el acto de juicio tanto “los besos y los tocamientos” como el intentó de violación, por lo que su defensa se adhirió al escrito de conclusiones presentado por el fiscal.




El tribunal impone al acusado cuatro años y un día de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual y seis años y un día como autor de un delito de agresión sexual en grado de tentativa. Asimismo, le impone la medida de 25 años de libertad vigilada, alejamiento de la víctima a más de 500 metros y la obligación de participar en programas de educación sexual.




Según recoge el fallo como hechos probados, el procesado cometió los abusos a lo largo de un mes “aprovechando la relación de amistad que tenía con la madre de la menor” y los momentos en los que se quedaba a solas con ella, “sirviéndose igualmente de la escasa vigilancia que le prestaba debido a una depresión que padecía originada por el fallecimiento de su esposo”. Cuando la niña oponía resistencia, le decía “no le digas nada a tu madre porque puedo ir a la cárcel y, si es así, vosotras vais a tener muchos problemas” y en una ocasión intentó violarla “no lográndolo debido a la resistencia que ofreció ella”.




Como consecuencia de los hechos, la víctima desarrolló “síntomas de trastorno de estrés postraumático durante los dos años siguientes”, originándose “posteriormente como síntoma residual el miedo a los desconocidos”. 






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