Mar García Vita: "Estoy agradecida a Colombia por acogerme"

Docente en la Universidad del Norte, en Barranquilla (Colombia), se dedica a la investigación y creación de propuestas cuyo objetivo es la rehabilitación social de mujeres

Mar, delante del campus universitario donde trabaja. Foto: Mar García Vita
Mar, delante del campus universitario donde trabaja. Foto: Mar García Vita La Voz
Alberto Gutiérrez
20:11 • 10 mar. 2018

¿Cómo está en este momento Colombia?
Vive en algunos aspectos una etapa dorada. Existe cada vez más inversión extranjera, el turismo ha crecido abismalmente, muchos colombianos que emigraron están retornando y además aparece como un territorio que se enfrenta al reto de recibir una gran multitud de inmigrantes provenientes de Venezuela. Pero, a la vez, este país presenta variedad de diferencias por regiones. Por ejemplo, en Buenaventura siguen asesinando a líderes sociales que han abanderado el proceso de paz, mientras en Barranquilla y su región no han sido ni fueron zonas calientes del conflicto armado, al menos no directamente.




Ayudas a la reinserción de las mujeres condenadas a prisión. ¿De qué manera lo haces? 
El tratamiento penitenciario, desde una intervención de tipo socioeducativa, se aleja de la acepción más terapéutica y clínica y se acerca a posturas más socializadoras, sociolaborales o socioculturales de intervención. Formo parte de un proyecto de investigación sobre procesos de reinserción y acompañamiento a mujeres en semilibertad en España. Con él pretendemos poner en valor el acompañamiento institucional, familiar y social a las personas que se encuentran en un momento avanzado de su proceso rehabilitador como un factor clave en el éxito de la intervención; entendiendo el acompañamiento como una acción transversal de estar junto a las personas en las diversas facetas de vida ayudando a gestionar situaciones relacionadas con la exclusión brindando apoyo real y continuo.




¿Tu mayor reto?
Lo más duro ha sido tener que emigrar de mi país, sentirme excluida laboralmente de un sistema universitario al que tanto le di durante mi época de formación doctoral. Hoy estoy eternamente agradecida a la Universidad del Norte, que me ha acogido, y a este país que tantas oportunidades me están ofreciendo. Pero a la vez duele ver cómo España expulsa a sus jóvenes talentos a una búsqueda de oportunidades en el exterior al no ofrecer verdaderas condiciones de crecimiento profesional y seguir vendiendo que la precariedad laboral es un éxito en tu proyecto de vida.




‘Narcos’, muestra un país devastado moralmente por la droga. ¿Qué queda de la época de Pablo Escobar? 
Donde vivo no ha sido un territorio muy azotado por el narcotráfico, pero lo que sí he podido notar es que en Colombia se vive la calle de otra manera, tomando muchas precauciones. Aunque creo que esto es consecuencia de toda una trayectoria de violencias sufridas a lo largo de su historia, de la cual no han sabido desprenderse. Existe una fuerte preocupación alrededor de la seguridad ciudadana, pero en ocasiones ese temor solo sirve para acrecentar la brecha entre sectores sociales de la población colombiana, instaurar unos estilos de vida individualistas y un abandono del espacio público. Además, pese a que los colombianos  están cansados de que se les relacione con fenómenos como el narcotráfico, narcoterrorismo o conflicto armado, persiste en el imaginario colectivo a escala internacional la imagen de Escobar como sinónimo de idiosincrasia colombiana, incluso llegando a movilizar a turistas para acercarse desde la morbosidad al personaje.




Dices que Barranquilla te ofrece mucho y a la vez que te limita...
La llamo la ciudad de la dualidad. Tenemos mar y río; una gran diferencia social entre el norte y el sur; el estereotipo de la rumba y la alegría, como en Andalucía; pero a la vez se respira miedo a todo lo que sea diferente, atravesado por el sesgo moral. A pesar de ser una ciudad que se percibe relajada puede resultar dura para una mujer. Las calles están gobernadas por los hombres y las mujeres son intimidadas. Este hecho en concreto es el que más me limita, como mujer me siento excluida en muchas ocasiones de los espacios públicos. La calle se convierte en un espacio donde dar rienda suelta a los prejuicios: “¿qué quieres si vas por ahí con la falda muy corta?”, etc.







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