Inmersos en el duelo por la muerte de su hijo, intentando asimilar el dolor profundo por su desaparición, los padres del pequeño Gabriel, Patricia Ramírez y Ángel Cruz, conocieron hace unos días una noticia que, de alguna manera, les reportó algo de alivio. Según avanzó LA VOZ DE ALMERÍA el pasado jueves, el niño murió “entre una y dos horas” después de que, presuntamente, fuera raptado por Ana Julia Quezada el pasado 27 de febrero en Las Hortichuelas. Así lo revela el último informe de la autopsia a la que tuvo acceso este periódico, informó Javier Pajarón. “Nos hace más reconfortante su pérdida, porque no hubo tiempo de que sufriese”, dijo ayer Patricia, madre del pequeño, con la voz quebrada, en su primera comparecencia pública tras el funeral del niño.
La noticia, explicó, solventa muchas de las dudas que tuvieron “en los momentos de miedo, de terror que vivimos durante los 13 días de búsqueda y nos hizo pensar que se fue tan feliz como había sido hasta ese momento”, contó la mujer entre lágrimas. Su principal temor, relató, fue que Gabriel pudiera estar retenido: “Nos atormentaba pensar si le darían de comer, si tendría frío, miedo, si lo habrían drogado o podrían estar abusando de él”, contó.
Incluso, dijo, para ellos fue una buena noticia que los buzos de la Guardia Civil no encontraran al pequeño los dos días que duró el rastreo en las balsas de la depuradora de aguas residuales de Las Negras.
La tortura que supuso para ambos la desaparición de su hijo les llegó a generar cierta sensación de culpabilidad. Ayer, Patricia y Ángel confesaron que la campaña para recuperar al ‘Pescaíto’ fue tal – la suya ha sido la mayor búsqueda organizada de una persona desaparecida en nuestro país, con más de 5.000 personas sobre el terreno, entre ellos 600 guardias civiles- que los padres del niño incluso temieron que la implicación de tanta gente pudiera impedir su puesta en libertad. “Nos atormentaba que por nuestra culpa hubiéramos podido facilitar su posible muerte. Por eso la autopsia solventó muchas de estas dudas y nos ha hecho más reconfortante su pérdida, porque no hubo tiempo de que sufriese”, explicó la madre del pequeño.
Afrontar el duelo
La pareja compareció ayer ante los medios en el hotel Cala Grande de Las Negras acompañados por su abogado, Francisco Torres -que se quejó de las filtraciones de un sumario que sigue estando bajo secreto judicial- y el psicólogo que les está guiando en el tránsito del duelo por su hijo, en su primera intervención tras el funeral del pequeño. Ambos relataron que afrontar lo que ha pasado les cuesta “sin que se nos encoja cada pelo y cada poro de nuestra piel”.
“Nunca pudimos imaginar, jamás, este terrible desenlace. Jamás pasó por ninguno de nosotros que Gabriel falleciera el primer día y que hayamos pasado 13 días de engaño y dureza”, dijo Patricia.
Los padres del menor dedicaron ayer buena parte de su intervención a agradecer lo que han denominado “la cadena de favores” que desde el minuto uno generó la desaparición de su hijo, y señalaron que esta “se encuentra más viva que nunca, empujándonos con fuerza y valentía” en una situación que han descrito de “grandísima complejidad personal y emocional”.
“Todos somos Gabriel y lo seguimos siendo, con el dolor y el pesar que eso conlleva”, concluyó Ángel Cruz.
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