El magistrado instructor Rafael Soriano tomó declaración este jueves a cuatro testigos en el caso del crimen del pequeño Gabriel Cruz Ramírez.
Las personas citadas en la Ciudad de la Justicia de Almería participaron en las primeras labores de búsqueda del menor en el entorno de Las Hortichuelas y en la finca de Rodalquilar.
Su testimonio confirmó la línea apuntada por la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil sobre el plan trazado presuntamente por Ana Julia Quezada para acabar con la vida del niño de ocho años y, posteriormente, ocultar su rastro. Los testigos confirmaron que la zona de la depuradora fue registrada sin hallar rastro alguno de Gabriel Cruz y que, por tanto, la colocación de la camiseta interior del pequeño fue posterior e intencionada.
La Guardia Civil cree que Ana Julia Quezada trató de despistar a los investigadores y orientar la búsqueda hacia Las Negras, donde residía su ex pareja (interrogado por la UCO y citado como testigo en el proceso abierto en el Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería).
Los testigos ratificaron el relato ofrecido a los agentes de la Guardia Civil. La prueba servirá para engordar los recursos disponibles en el futuro juicio contra Ana Julia Quezada.
El juez Rafael Soriano trata de apuntalar la carga probatoria de los presuntos delitos de detención ilegal (secuestro), asesinato y contra la integridad moral. De momento, se mantiene el secreto de sumario.
Registros
Fuentes jurídicas apuntan a que el instructor citará en los próximos días a nuevos testigos. La letrada de la defensa, Beatriz Gámez, y el abogado de la acusación particular, Francisco Torres, abrieron la posibilidad de una nueva comparecencia de la autora confesa del crimen ante el juez Soriano.
No obstante, esta tercera declaración se realizaría en una fase más avanzada de la instrucción judicial. De hecho, Ana Julia Quezada pasó cuatro días en los calabozos de la Comandancia de Almería, salió para dos registros, una reconstrucción en la finca de Rodalquilar y dos veces para comparecer ante el juez instructor.
La primera declaración se concentró fundamentalmente en la secuencia de hechos, el móvil de la agresión y la ocultación del cadáver, enterrado en un hoyo abierto por Ana Julia Quezada junto a un aljibe del cortijo.
La segunda declaración, más corta, se orientó exclusivamente a las escuchas obtenidas con los micrófonos instalados por la UCO (Unidad Central Operativa) en el coche de la sospechosa. La acusada no se reconoció en las grabaciones, según fuentes jurídicas consultadas por LA VOZ DE ALMERÍA.
Las escuchas se tomaron la mañana de la detención de Quezada en La Puebla de Vícar y captaron el recorrido desde la finca de Rodalquilar (donde fue fotografiada sacando el cuerpo del niño) hasta su domicilio.
Durante el trayecto manifestó su voluntad de tirar el cuerpo en una zona de invernaderos, profirió insultos contra el menor e, incluso, pasó por delante de la Comandancia de la Guardia Civil con el cadáver todavía en el maletero.
La instrucción tiene pendiente aún informes de la Benemérita y Toxicología, además de declaraciones de nuevos testigos. Aún se mantiene el secreto de sumario sobre el denominado Caso Nemo.
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