Son el colectivo sanitario más numeroso en España -en la actualidad, 280.000 enfermeras y enfermeros ejercen una profesión fundamental para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud-, pero gran parte de la sociedad no distingue todavía claramente cuáles son sus funciones dentro del entramado del sistema sanitario. “Se nos sigue viendo como dependientes del médico, sin criterio propio, se piensa que realizamos labores auxiliares o subordinadas”, se apunta desde el Sindicato de Enfermería, Satse.
En cambio, se da la paradoja de que otros países sí reconocen la formación y competencias de los profesionales de la enfermería, de ahí que su demanda haya ido aumentando de forma progresiva en los últimos años. Francia, Bélgica, Italia, Malta, Reino Unido o Noruega han incorporado a sus respectivos sistemas sanitarios a cientos de enfermeras españolas, almerienses en muchos casos. Se van porque trabajar allí puntúa igual que en España y porque las condiciones laborales y económicas suelen ser mucho mejores, con contratos indefinidos y cursos gratuitos para que aprendan el idioma, como ocurre, por ejemplo, en Alemania.
“Es una profesión con mucha demanda y poca oferta. La enfermería española es la más prestigiosa de toda Europa gracias a nuestra formación en la Seguridad Social: pasamos por todos los servicios y sabemos hacer de todo”. Quien habla es Elena Martín, 33 años, enfermera desde 2004, la interina más joven del CARE Nicolás Salmerón de la capital. Terminó la diplomatura hace trece años y, a lo largo de este tiempo, ha pasado por todos los servicios: diálisis, quirófano, UCI, atención primaria, pediatría, psiquiatría… Ahora, después de años de acumular puntos (cuantos más se tienen, más se sube en la bolsa de trabajo), encadenando contratos, rotando por provincias como Ciudad Real, Valencia o Murcia, presentando publicaciones a congresos y estudiando sin parar, reconoce empezar a disfrutar de cierta “calidad de vida”. “
Juani Ramos, enfermera educadora de diabetes de hospitalización en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas, 40 años en la profesión, admite que “antes” era todo más sencillo, no la carrera de obstáculos en la que se ha convertido la profesión en los últimos años. “Con el tiempo, la situación se ha ido poniendo más difícil. La profesión ha avanzado mucho, pero no en el aumento de la plantilla”, dice.
A medio camino entre ambas se encuentra Pilar Real de la Cruz, enfermera pediátrica desde hace 12 años y tutora de residentes EIR en Torrecárdenas. Señala que ha visto evolucionar la profesión con la incorporación de las nuevas tecnologías y que se ha avanzado mucho en investigación, tal vez la parte de la profesión menos afianzada hasta hace unos años. Sin embargo, sostiene una queja que subyace como una letanía cuando se habla con estas profesionales: “La sociedad no nos valora todavía como agentes de salud. Tenemos que poner en valor nuestra profesión, que se sepa que hablamos con la seguridad que nos da basarnos en evidencias”.
Profesionales sobrecargados de trabajo
En la actualidad, según la OCDE, España tiene una media de 5,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, mientras que la media en la UE se sitúa en 9 profesionales por cada mil pacientes. A pesar de que la labor más conocida de enfermeras y enfermeros es la de atención a la persona enferma y se circunscribe, en gran medida, al ámbito hospitalario y el de Atención Primaria, estos profesionales realizan también una importante labor de tipo asistencial, de gestión, de investigación -con proyectos difundidos a través de sociedades científicas, congresos y publicaciones en revistas de impacto- y de docencia.
“Esta es una profesión totalmente vocacional. Además de conocimientos, tienes que ser una persona empática, actuar como psicóloga de quien está pasando por un mal trance, servir de apoyo emocional para hacer frente a muchas situaciones complejas que se presentan”, cuenta Pilar Real de la Cruz, para quien, como Elena Martín o Juani Ramos, el trato con la gente, “poder ayudar”, es lo más gratificante de su trabajo. En el otro lado de la balanza, hablan de “falta de personal”, de “sobrecarga de trabajo” y de las escasas plazas que hay para las distintas especialidades.
813 enfermeras menos que en 2009
Los recortes aplicados por el SAS y las medidas impuestas por el Gobierno central sobre las tasas de reposición en los últimos nueve años han menguado considerablemente la plantilla de Enfermería en toda Andalucía, con casi 4.500 profesionales menos entre 2009 y 2017.
Almería ha sido tras Sevilla la provincia más damnificada por estos recortes: la diferencia entre esos años asciende a 813 profesionales menos. En 2009, trabajaban en la provincia 2.274 profesionales de Enfermería. En 2015, la cifra había caído a 1.460. El año pasado, la plantilla, según datos del SAS, estaba integrada por 1.461 personas. “Estas cifras se traducen en que las ratios de profesionales de enfermería del SAS son los peores de todas las comunidades autónomas y se encuentran muy alejados de las de otros países europeos”, señalan desde Satse, que sitúa la ratio en Andalucía en 2,8 enfermeras por cada mil pacientes (en España, el porcentaje es de 5,5 enfermeras y en Europa ronda las 9). En Atención Primaria, aunque el año pasado la Junta se comprometió a aumentar la plantilla en 750 profesionales, la situación es especialmente dramática: solo hay 0,6 enfermeras por cada 1.000 usuarios.
Este año, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Enfermería, los profesionales reclaman una adecuación de las plantillas que consideran “imprescindible”. Pero no se quedan solo ahí: piden también que se acabe con la imagen estereotipada e inexacta que se sigue dando de la profesión en muchos medios y que se les valore como agentes de salud, formados y con criterio propio.
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