Licenciada en Derecho, Aitana Moreno se ha dedicado a los Recursos Humanos y actualmente se dedica al Coaching, que “a mí me ayudó mucho”. Su trabajo consiste en acompañar a las personas en la consecución de sus objetivos personales y familiares. Los problemas habituales son “la comunicación, los bloqueos, los miedos o los cambios”, afirma
Eres coach, pero estudiaste Derecho...
Sí, yo quería ser juez, pero cuando tenía veinte años se murió mi hermano, que tenía doce años. Estuve un curso sin presentarme a los exámenes y al siguiente ya no era la misma. Empezó a gustarme la gente y me interesó Recursos Humanos. Al acabar Derecho me fui a Madrid a estudiar un máster y estuve trabajando en varias empresas. Luego hice orientación laboral en Almería y casualmente llegué al coaching, que a mí me ayudó mucho. Supe que era lo que quería hacer en la vida.
¿Cuál es la función del coach?
Es un método con el que acompañas a una persona a conseguir sus objetivos. Debes tener una formación y certificación. Yo estoy especializada en el coaching familiar y personal. Veo casos de personas que tienen problemas de comunicación, pero también bloqueos o miedos.
Supongo que en Almería os habrá costado entrar...
Sí, la verdad es que sí (sonríe). Queremos crear una escuela de padres, donde haya debates y expresen sus inquietudes. Ahora vamos a hacer un seminario de autoestima con herramientas de programación neurolingüística, que es algo apasionante.
¿Nos estamos exigiendo demasiado?
Parece que hoy debemos ser superpadres, supervecinos, supertrabajadores... Tiene que haber un equilibrio, porque no puedes ser una persona diez. Detrás de todas las exigencias hay un para qué, qué propósito estás buscando. El coaching es sentido común. Es dar un paso hacia atrás para verlo todo con más perspectiva.
¿Cuáles son los grandes problemas que te encuentras?
Las relaciones personales, la comunicación. También los cambios: mucha gente es reticente a ellos. Cuando los haces ganas en unas cosas y pierdes en otras.
Aunque te dedicas al coaching familiar y personal, también existe el coaching ejecutivo, dirigido a las empresas. ¿Qué cualidades debe tener un líder?
Se puede tener madera de líder aunque no lo hayas explotado. He visto personas que jamás se definirían líderes y tienen algo que atrae a los demás. Después está el líder al que la gente escucha y comunica muy bien, pero sobre todo es la persona que cuenta contigo y que tú cuentas con ella. No hace falta ser estricto y mandón para que te sigan. Es el ‘formar parte de’, no el que guía.
¿Las personas debemos hacernos un plan estratégico, como las empresas?
Eso es rizar el rizo, pero sí es verdad que nos tenemos que poner objetivos a corto, medio y largo plazo. Y si los escribes, mejor. Más que un plan es tener objetivos claros.
¿Qué has descubierto en ti durante estos años?
Muchas cosas. Que soy sensible. Me creía muy dura después de todo lo que había pasado. Saber que tengo una coraza pero que al mismo tiempo tiene fugas. Que puedo, que me lo propongo y puedo. Era muy difícil imaginarme que podría con mis cuatro hijos y mi trabajo. Y me gusta la gente, pero también la soledad decidida.
¿Hay personas que mueren sin haber encontrado sentido a sus vidas, sin haber aprovechado sus talentos?
Sí, pero veo en la sociedad un movimiento de luchar por lo que te gusta y apasiona, aunque nos queda recorrido. Antes se valoraba mucho en las entrevistas de trabajo el haber estado muchos años en la misma empresa y hoy es todo lo contrario. La gente cambia de trabajo por mejorar y hacer lo que le gusta.
Si fueras ministra de Educación, ¿qué impulsarías?
Haría obligatorio en los colegios la inteligencia emocional. Se dan conocimientos, pero ¿qué pasa cuando estás triste y no te sale algo? Los problemas no superados de niños luego se tienen de mayores.
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