Francisco S. G. de 32 años de edad ingresó en el Servicio de Urgencias del Hospital Torrecárdenas con una intoxicación por alcohol la madrugada del crimen de Antonia G., el 15 de enero de 2017 en una vivienda del Paseo del Generalife de Huércal de Almería. El presunto asesino llegó en una ambulancia desde la Comarca de Níjar y mostraba un estado de inconsciencia. Sin embargo, el paciente despertó repentinamente cuando los médicos intentaron colocarle una “sonda vesical” para extraerle una muestra de orina a través del pene.
Los facultativos desmontan así la versión de una enajenación por consumo de alcohol ofrecida por el presunto asesino machista de Huércal de Almería. “No volvió a dormirse, estaba consciente, contestó razonablemente bien a las preguntas, se vistió solo y firmó el alta voluntaria”, señaló un médico en su declaración durante la tercera sesión del juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de Almería.
El testigo aseguró que Francisco S. G. sufría una intoxicación de “leve a moderada” y que le resulta "raro" que no recuerde su paso por Torrecárdenas la madrugada que presuntamente acuchilló a Antonia G., su expareja sentimental.
Además, los testigos señalan que el acusado simuló un ataque epiléptico durante su traslado al hospital. “Un ataque epiléptico no se manifesta de esa manera (...) No volvió a convulsionar ni tuvo síntomas durante su estancia en el hospital”.
"Consciente"
Francisco S. G. de 32 años de edad se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable por presuntos delitos de asesinato y agresión sexual. La víctima recibió 19 cuchilladas (una mortal en el cuello) y sufrió mutilaciones después de morir. “Es el caso más salvaje que he visto en los últimos diez años”, afirmó el fiscal en su exposición inicial ante los miembros el jurado.
Según la reconstrucción elaborada por los agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil (UOPJ), el acusado consumió alcohol en un pub de Campohermoso, donde se desmayó. Desde allí fue trasladado en ambulancia al centro de salud de Níjar, donde el médico ordenó su traslado a Torrecárdenas.
El camino lo hizo aparentemente semiinconsciente y justo antes de ingresar en el hospital comenzó a temblar y se cayó de la camilla. Los médicos creen que simuló esta reacción y que estaba “consciente y orientado”. Luego firmó el alta voluntaria y se marchó por su propio pie a Huércal de Almería. Se paró a tomar café y conversó con el camarero, antes de reiniciar su marcha hasta la vivienda de Antonia G. La agresión se produjo sobre las ocho de la mañana, casi cuatro horas después del ingreso hospitalario. La defensa considera que hay pruebas de un coma etílico. La acusación, en cambio, habla de un plan criminal para el asesinato.
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