“El forense nos dijo que era una agresión sexual con penetración de libro”

La Guardia Civil incrimina a los tres acusados en la presunta violación en grupo en Níjar

Los tres acusados, sentados en la primera fila, esperan en el inicio de la sesión
Los tres acusados, sentados en la primera fila, esperan en el inicio de la sesión La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 24 abr. 2019

La presunta víctima de una agresión sexual en grupo en la pedanía nijareña de Campohermoso reveló el suceso a un compañero de trabajo apenas unas horas después del suceso, la madrugada del 10 de abril de 2016.



La denunciante mostró a su amigo un tanga de color rojo y unos calzoncillos negros tipo boxer como evidencias de la agresión sexual sufrida, según la versión ofrecida por el testigo en la segunda jornada del juicio oral en la Audiencia Provincial de Almería. La joven tiró las prendas a la basura a pesar de las recomendaciones de su compañero. “Le dije que eran una prueba”.




No obstante, el relato encaja con las declaraciones de los testigos citados en el juicio. Una camarera del pub vio regresar a la denunciante con una ropa distinta. “Antes tenía una (prenda) naranja y cuanto entró llevaba un top negro”, señaló la empleada del pub Garufa.




La acusación cree que la joven sufrió una violación múltiple en un descampado a manos de los procesados J. M. de 27 años, A. E. de 28 años y A. M. de 32 años y que regresó luego al establecimiento en condiciones precarias.




El portero del local declaró ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería que tenía el pantalón mal colocado. “Iba ebria (...) cuando volvió tenía el pantalón del revés y les pregunté: ¿qué le habéis hecho a la chica?”. El portero no vio signos de violencia y no alertó a la Guardia Civil, aunque aseguró que la joven se le abrazó en su regreso al establecimiento de Campohermoso y que estaba muy afectada por el consumo de alcohol.




La propia camarera aseguró que encontró a la chica en los servicios y que apenas respondía a sus preguntas. “Estaba como en una nube de humo”. También vio daños en un botón del pantalón que vestía, un elemento común en la declaración de todos los implicados.




Más contundente se mostró el jefe de equipo de la Guardia Civil. “El forense nos dijo que era una agresión sexual con penetración de libro”, aseveró en el inicio de la testifical.  “La versión de la víctima nos dio credibilidad (...) para ella había sido un esfuerzo poner los hechos en conocimiento de unos desconocidos como nosotros”, añadió el instructor del atestado de la Guardia Civil en Níjar. “Vi el relato coherente de una víctima de agresión sexual”.



Las dudas de la defensa
Los tres acusados se enfrentan a una petición de 23 años de prisión por delito contra la libertad sexual y lesiones. En la primera sesión del juicio oral se declararon inocentes, negaron las relaciones sexuales y atacaron la credibilidad de la presunta víctima. Frente a los testimonios inculpatorios escuchados en la sala de vistas del Palacio de Justicia de Almería, las defensas ejercidas por Mónica Moya, José Miguel Ramos y Enrique Sánchez subrayaron, a su entender, ciertas contradicciones.


La primera es por qué la joven volvió a montarse en el coche con sus presuntos agresores y no pidió auxilio en su regreso al pub Garufa de Campohermoso.
Y, en segundo lugar, las defensas cuestionan por qué tres agentes de la Guardia Civil que pararon a A. M., A. E. y a la denunciante en el coche aquella madrugada no vieron signos de violencia en la joven y permitieron que se marchara andando a su casa.


Estos tres agentes afirmaron en la sala de vistas que la chica “estaba normal”, aunque confirmaron que llevaba el pantalón mal colocado, como habían revelado otros testigos durante el juicio.


Los agentes de Criminalística trataron de obtener muestras biológicas, pero las prendas se habían lavado o, en el caso del tanga y el boxer (la denunciante tuvo que colocarse a modo de top para taparse), se habían tirado a la basura sin posibilidad de recuperarlas. No obstante, aseguran que “ducharse” es un comportamiento “común” en las víctimas de delitos sexuales, especialmente “cuando la denuncia no se pone inmediatamente después de los hechos”.  Los guardias civiles encargados de la investigación aseveran que la víctima se sinceró poco a poco, aportando nuevos detalles sobre el suceso de acuerdo a una mayor confianza con ellos.


Del mismo modo, el compañero de la víctima que compareció como testigo en el inicio de la sesión del martes también detectó este proceder. “Ella me llamó por teléfono y me dijo que se encontraba mal, que no sabía si la habían violado”, describió. “Mientras íbamos hablando le venían cosas (...) aunque al principio no quería denunciar”, continúo el testigo.


La tercera (y definitiva) sesión del juicio oral está prevista para el próximo lunes. Continuará con la comparecencia de un agente de la Guardia Civil y de los forenses. El caso ha supuesto un enorme revuelo en Campohermoso. Los acusados se enfrentan a 23 años de cárcel, aunque se sienten víctimas de una persecución. Mientras, la acusación ejercida por los letrados Gonzalo Rodríguez y Martín de los Reyes Martínez pide respeto para la denunciante.


Lesiones en el ano y en la vagina

La víctima presentó lesiones en la vagina y el ano fruto de la presunta agresión sexual, además de una serie de contusiones y hematomas en el cuerpo. La joven presenta también estrés postraumático y tuvo que ser atendida en Salud Mental del Hospital Torrecárdenas, según recogen las diligencias judiciales. Los forenses tendrán que aclarar sus valoraciones en el juicio y confirmar si se trata de lesiones causadas por una agresión, como sostiene la acusación, o pudieron ocasionarse de otra manera.



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