El mítico puente rojo, que desde hace meses es blanco, ha sido objeto de un ataque vandálico que desvirtúa las acciones urbanísticas que se están llevando a cabo en el entorno de la avenida de Sierra Alhamilla.
Unas pintadas, hechas días después del cambio de imagen de la estructura, mancillan el puente peatonal que conecta ‘las dos Almerías’, esa plataforma que viene dibujando su silueta en el skyline de la ciudad desde hace más de treinta años. Esta agresión a los espacios urbanos se suma a la larga lista de los que se pueden contar en el centro de la ciudad.
‘Cansada’ de lucir en grana, se visitó de blanco, cual radiante novia impoluta de camino al altar, porque no todo iba a ser “un inmenso coral en su hermosa bahía”. En la estructura, recientemente reacondicionada y sujeto del replanteamiento urbano del entorno en el que se ubica, se pueden ver hasta seis graffitis que ensucian las columnas que sustentan el peso de la plataforma. Se trata de la rúbrica de sus autores, que no han tenido reparo en dejar su personal marca.
Las consecuencias las pagan los almerienses que ven como sus impuestos se destinan a retirar las manchas para paliar la sensación de abandono que evocan en un entorno reacondicionado para el uso y disfrute de los ciudadanos.
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